DOMICILIO CONYUGAL (1970)

Besos robados dio mucho dinero y enseguida se quiso prolongar el éxito con una obra menor y más o menos oportunista.
Pero las famosas circunstancias eran muy distintas, ya no había un mayo 68 en la calle, por las calles se respiraban aromas de aburguesamiento, y no fue lo mismo.
Las películas de Truffaut ya no despertaban el entusiasmo de años atrás. La Vague había dejado de ser "Nouvelle" y su espiritu renovador y crítico se iba diluyendo como un azucarillo en el agua.
De todas formas un Truffaut es siempre un Truffaut. Ya no era el joven inquieto de sus principios, pero sí un maestro. La mala fortuna impidió que fuera a más por su muerte prematura.
Jean-Pierre Léaud y François Truffaut se hicieron tan amigos que llegaron a parecerse fisicamente como si fueran hermanos. Cada vez más el personaje de Doinel se confundío con sus pesonalidades.


Domicilio conyugal. Título original Domicile conjugal.. Año 1970. Duración 97 min.. País Francia. Director François Truffaut. Guión François Truffaut, Claude de Givray, Bernard Revon. Música Antoine Duhamel. Fotografía Nestor Almendros. Reparto Jean-Pierre Léaud, Claude Jade, Hiroko Berghauer, Daniel Ceccaldi, Claire Duhamel, Barbara Laage. Productora Coproducción Francia-Italia; Les Films du Carrosse / Valoria Films / Fida Cinematografica. Género Comedia. Drama | Secuela

Domicilio conyugal no tiene el nivel de Besos robados, pero sigue siendo una película con algunos guiños cinéfilos como la aparición de un imitador de Jacques Tati en la estación de Metro, o el sabroso detalle de llamar Laurel y Hardy a los pechos de Claude Jade. Las películas de Truffaut no son muy explícitas en cuestiones sexuales, eran demasiado timorato, demasiado sensible para ello.
Truffaut era un cinesta que despertaba muchas simpatías, resulta increíble que en su infancia pasara por un correcional, se le acusaba de convertirse en lo que tanto atacaba com crítico, un cineasta de qualité. Es decir un cineasta de calidad, pero de una calidad algo pomposa y pretenciosa.
En el caso que nos ocupa se continúa el espiritu de la anterior pero con un ánimo desencantado. La pareja del filme anterior ya está casada, esperan un hijo. Aparece en escena una tercera persona, una japonesa, pero no repiten el trío de Jules y Jim. Las primeras riñas, el primer distanciamiento, un conato de ruptura. Doinel continúa siendo un irresponsable que no logra madurar. Atolondrado más que sinvergüenza, le falta picaresca.
Tal vez este estilo algo triste es lo que desencanta de la película porque ha perdido la vivacidad de la entrega anterior. Claude Jade enamoró a más de uno, pero se eclipsó muy rapidamente de las pantallas sin concoer el motivo. Tal vez porque dejó de ser una mujercita y se convirtió en una mujer madura, ya no era lo mismo.
Con todo su visión es siempre agradable.El estilo Truffaut le hace merecedor de una mayor atención.

Salvador Sáinz