El genial Charlot

Ya habíamos comentado que en 1913, la Compañía de music-hall de Fred Karno estaba de gira en los Estados Unidos trayendo entre sus filas a dos cómicos británicos que en el futuro tendrían una importancia fundamental en el cine de humor: Stan Laurel y Charlie Chaplin. En aquel año, Randolph Hearst estaba entusiasmado con el número cómico de "Los tres Keaton" (el matrimonio Joseph y Myra, con su hijo Buster) a quienes intentó contratar en vano para una serie de cortos cómicos, pero no obtuvo ningún éxito. Joseph Keaton, el patriarca detestaba el cine y prefería dedicarse a las tablas que era el medio que le daba la fama.
Antes, en 1911, la compañía Karno había viajado por Canadá, actuando en la cadena Sullivan - Considine. Chaplin había hecho amistad con otro cómico que despuntaba en la cadena Pantages, se llamaba Julius Henry Marx, más conocido como Groucho Marx, que actuaba con sus hermanos en revistas musicales como "Humor en la escuela". Como las compañías realizaban rumbos similares solían coincidir muy a menudo en restaurantes y hoteluchos de mala muerte. Chaplin representaba entonces "A Night in the London Club".
Un año antes, en 1910, había sido visto por Mack Sennett en el Teatro Orpheum de Seattle quien le hizo una oferta. Ambos cómicos, en su ruta por Canadá tuvieron tiempo de hablar de este asunto: "Me he enterado de que Mack Sennett te ofreció un empleo de 200 dólares semanales" dijo Groucho, "Lo he rechazado" respondió Chaplin, "¿Pero tú estás mal de la cabeza?" preguntó Groucho extrañado, añadiendo "¿Rechazas un trabajo de 200 dólares para quedarte en una mierda de vodevil donde te pagan 25?". Chaplin tuvo miedo "¿Y qué pasará si las cosas no me salen bien? Por eso, decidí rechazar la oferta".
En 1913, durante la segunda gira americana, cuando estaba actuando en Filadelfia, Chaplin recibió de nuevo una nota de Sennett quien, sin darse por vencido, insistía en atraerse al mimo británico.

"Es usted la persona que representó papel borracho en palco en Teatro Orpheum hace tres años. Si es así póngase al habla con Kessel y Baumann. Edificio Long Acre, Nueva York".
Mack Sennett

Esta vez Chaplin accedió con un contrato temporal, a prueba. En un principio creyó que no iba a encajar en el nuevo medio, pero Sennett fue más terco que una mula y terminó por vencer las reticencias del escéptico inglés.
Existe una larga polémica acerca de cómo creó Chaplin a Charlot, aunque la verdad sea muy alejada de la mostrada en la película "Chaplin" (Chaplin, 1992) de Richard Attenborough. En este film, el cómico británico improvisó la vestimenta de su vagabundo. En realidad se trata de una digamos licencia poética, la auténtica realidad fue que el susodicho atuendo era muy célebre en los números de music-hall de la compañía Fred Karno. Billie Ritchie, un caricato que había actuado con Chaplin en estos espectáculos, pasó años después a la productora de Al Christie llevando prácticamente el mismo traje que Charlot: bombín, pantalones anchos, chaqueta algo estrecha, chaleco y un bastón. Mucha gente habló de plagio, pero sólo fue simple coincidencia.
Pero no nos engañemos, la personalidad de ambos era completamente distinta y Charlot fue un personaje único e indiscutible. Chaplin, en sus primeros cortos con Sennett, empero adoptó una personalidad distinta a la que le hizo célebre. En su debut cinematográfico, "Charlot periodista" (Making a Living, 1914) aparecía con una larga levita, sombrero de copa y bigotes estirados. En cierto modo intentó imitar a su ídolo Max Linder, pero enseguida se dio cuenta de su error. Chaplin debía ser ante todo Chaplin, así poco a poco fue moldeando su personaje y su atuendo siguiendo las pautas aprendidas en su estancia con Fred Karno.
Para la Keystone, Charlie rodó 27 cortos de un rollo, 7 de dos y un largo, "Aventuras de Tillie" (Tillie's Puntured Romance, 1914) dirigido por el propio Mack Sennett, protagonizada por Marie Dressler (Tillie) y con apariciones de todas las estrellas de la casa como Mabel Normand, Charlie Chase (un cómico que tendría serie propia en el futuro), Chester Concklin, Mack Swain y Edgar Kennedy.
Pero lo más importante para el actor inglés fue que Chaplin aprendió el oficio de cineasta ya que el humor de la Keystone estaba muy alejado del que le haría célebre.
Compartiendo cartel con otros cómicos como Roscoe Arbuckle y Ford Sterling, con quien más se avino Charlot fue con la exquisita Mabel Normand quien se convirtió en su primera estrella cuando Sennett le dejó dirigir sus cortos. No obstante "Charlot camarero" (Caught in a Cabaret, 1914), fue codirigida y coprotagonizada por ambos. En su siguiente título, ya dirigida en solitario, "Charlot y la sonámbula" (Caught in the Rain, 1914), el menudo inglés pudo por fin materializar sus aspiraciones profesionales como autor total de sus películas.
Aunque la calidad de esta etapa era ascendente, el genial cómico se sentía incómodo y mal pagado, como era habitual en la Keystone, donde abundaba la locura, la extravagancia y la comercialidad fácil.
Con "Charlot, prehistórico" (His Prehistoric Past, 1914), Chaplin puso fin a su colaboración con Sennett para ingresar en la Essanay Films. Si en la Keystone cobraba 150 dólares semanales, en la nueva productora su salario era 1.250 a la semana lo cual no dejaba de ser una bonita diferencia aparte de que por fin podía contar con autonomía creativa, realizando a partir de entonces las obras maestras que han labrado su bien ganada reputación.
La popularidad de Chaplin era inmensa, apareciendo ya los imitadores como el primer Harold Lloyd en la serie Willie Work, realizada por la recién creada compañía de Hal Roach; Billy West, que copió el personaje con total descaro; Charlie Aplin, al que Charlot demandó judicialmente obteniendo sentencia favorable; en Alemania apareció un Charles Kaplin y, en España, Benito Perojo rodó los cortos de Peladilla, mucho más honestos que los anteriores porque en este caso no se intentó copiar sino rendir cálido homenaje a su ídolo. 
Y hablando de imitaciones, no debemos olvidar aquel fantástico concurso de imitadores de Charlot que tuvo lugar en París. Chaplin se presentó de incógnito y fue derrotado precisamente por un no menos genial payaso, el español Charlie Rivel.

Buster Keaton y Charlie Chaplin

Tiempos modernos

 

 

La madurez de Chaplin

El pequeño Charlie debutó en la Essanay con un título harto significativo, "Charlot cambia de oficio" (His New Job, 1915) en donde encontró un nuevo ambiente y nuevos rostros, como el del bizco Ben Turpin, quien tras trabajar en varios cortos chaplinescos, se marchó a la Keystone para ocupar la vacante dejada por aquel. Entre la figuración estaba Gloria Swanson, próxima estrella de la pantalla muda.
El segundo eslabón de esta nueva serie trajo por fin el esperado encuentro de Chaplin con Edna Purviance, la pareja ideal de casi toda su filmografía y, al parecer su amante en la vida real. Eso fue en "Charlot trasnochador" (A Night Out, 1915) donde también aparecen algunas situaciones vodevilescas con maridos burlados y situaciones picantes.
En la Essanay Charlie rodó sus cortos a un ritmo más ralentizado, pero todos ellos muy superiores en calidad. Chaplin empezó a pulir su arte y a su personaje dándole mayor humanidad. No era un simple saltimbanqui metido en situaciones grotescas, sino un ser humano muy complejo con todas sus contradicciones.
Charlot era un pícaro, pero al mismo tiempo un sentimental. Un personaje que parecía haberse escapado de la literatura picaresca española que intenta sobrevivir en un mundo donde el fuerte aplasta al débil.
Nuestro vagabundo no es un proletario, como se ha escrito, sino un lumpen, un ser marginal que vive en la más absoluta miseria precisamente en el país que en teoría es el más opulento del mundo. Su cine denuncia la injusticia de esta sociedad capitalista, razón por la cual Chaplin fue acusado de comunista, pero nada de eso es verdadero, su visión del mundo es más sentimental que política. Charlot nunca predicará la lucha de clases ni el odio interclasista, pero sí el amor entre sus semejantes por encima de las barreras sociales.
Tras su breve etapa en la Essanay, el inglés pasa a la Mutual cobrando 100.000 dólares semanales más una gratificación de 150.000 dólares. Su cuenta corriente ascendía espectacularmente convirtiéndose en un potentado de la industria de Hollywood, contrastando sensiblemente con su imagen paupérrima que aparecía en la pantalla.
En esta serie aparecen ya los viejos secundarios que Chaplin conociera en anteriores productoras como Edna Purviance, casi una actriz fija en sus films; el larguirucho Albert Austin; el villano alto y corpulento que solía estar representado por Eric Campbell o Mac Swain. Tipos que reaparecen título tras título dándole un aire de familiaridad a sus entrañables cintas.
Los títulos de esta etapa son ya de lo más florido, "Charlot patinador" (The Rink, 1916); "Charlot en la calle de la Paz" (Easy Street, 1917); "Charlot en el balneario" (The Cure, 1917); "El inmigrante" (The Inmigrante, 1917) y "El evadido" (The Adventurer, 1917).
Entronizado ya como rey de la pantalla cómica, líder indiscutible del burlesco, sólo Buster Keaton, entonces un secundario a las órdenes de Arbuckle, podía compararse con su inagotable talento.
En 1917 Chaplin pudo por fin construir su propio estudio, en la ceremonia de colocación de la primera piedra estaba su hermano Syd. Charlot además de actor fue un espléndido hombre de negocios que supo llegar a la cúspide sudando gota a gota su triunfo. Respecto a su personaje, en una entrevista a George P. West en 1923, declaró: "El sombrero hongo, demasiado pequeño, es un anhelo de dignidad y el mostacho representa la vanidad. La chaqueta ceñidamente abrochada y el bastón y su actitud considerada en conjunto son un gesto desesperado hacia la galantería y elegancia. Intenta enfrentarse al mundo con valor, vivir del cuento y sabe lo que pretende. Tan intenso es su conocimiento que puede reírse de sí mismo e incluso compadecerse".


Los dos hermanos Chaplin se reunieron por vez primera en "Vida de perro" (A Dog's Life, 1918) y luego en "¡Armas al hombro!" (Shoulder Arms, 1918), alegato antibelicista que le costó más de una crítica a Chaplin a quien los cerebros bienpensantes nunca perdonaron que se negara a alistarse en la Primera Guerra Mundial que entonces tenía lugar en Europa. 1918 era no obstante el año del armisticio, del fin de la contienda y de la construcción de la paz.
Otro corto importante de esta época es "El peregrino" (The Pilgrim, 1923), el último de su filmografía, y también su último título como actor asalariado para pasar a dirigir su propia productora United Artists, creada conjuntamente con Douglas Fairbanks, Mary Pickford y David Wark Griffith, la crème de la crème de Hollywood. Sobre este evento, alguna lengua viperina declaró envidiosa: "los locos se han hecho por fin dueños de su propio manicomio".
Ya en la cúspide, Chaplin rueda su primer largo como autor total (antes había hecho otro dirigido por Sennett, mencionado más arriba), "El chico" (The Kid, 1921) con Jackie Coogan, un tierno  relato sobre un vagabundo que adopta a un pobre huérfano abandonado en la calle.
Con "El chico", Chaplin supo conquistar el corazón de las gentes sensibles y demostró su gran categoría artística. Ya como independiente rodó otros largos, obras maestras absolutas de la Historia del Cine, como fueron "La quimera del oro" (The Gold Rush, 1925) con el genial baile de los panecillos y aquella inolvidable secuencia en que un hambriento Charlot se come la bota.
Llegó el sonoro, pero Chaplin siempre escéptico se opuso a la nueva técnica. Con "El circo" (The Circus, 1928) y "Luces en la ciudad" (City Lights, 1931) el genial cómico luchó contra corriente y contra las nuevas modas imperantes, pero supo triunfar con dos obras tan sensibles como inteligentes. En "Tiempos modernos" (Modern Times, 1936), feroz crítica al maquinismo y al capitalismo salvaje, actualmente de moda, Chaplin añadió ruidos y, sobretodo, aquella espléndida canción, "Titina", que nos permitió escuchar por vez primera su apagada voz.
Obras emotivas que suponen un adiós emocionado a una forma de hacer cine. Su primer film sonoro, "El gran dictador" (The Great Dictator, 1940), fue otra obra maestra y una durísima crítica a los gobiernos totalitarios que entonces asolaban todo el mundo. Chaplin tal vez para demostrarnos la dualidad de la persona humana se desdobla en dos personajes, el barbero judío (Charlot), y el dictador Hynkel (caricatura de Adolf Hitler), al que pone literalmente en la picota.
Al abandonar a su personaje en títulos posteriores, nuestro cineasta realizó unos títulos que a mí me interesan menos porque el Chaplin que yo prefiero es precisamente aquel pequeño vagabundo rebelde que siempre desafía a los más poderosos.
Referente al gag, realizó la siguientes declaraciones: "Al público le gusta ver humillado al poderoso. Si coloco una piel de plátano en el suelo y lo pisa una criada, el público se sentirá indignado porque la desafortunada les dará lástima. Pero si se cae un corpulento millonario, las plateas estallarán en toda clase de carcajadas por el placer que sienten al ver ridiculizada la vanidad humana".
A causa de su humanismo Charlie Chaplin fue perseguido por el Comité de Actividades Antiamericanas, tras huir de los Estados Unidos en 1952 fijó su residencia en Vevey, Suiza, falleciendo en Lausanne en la Navidad de 1977. "Yo creo en el hombre, es toda mi política, no soy comunista, soy pacifista", éste fue su mensaje que nos legó junto a sus inolvidables películas.
El gran Chaplin también fue padre de actores como Sydney Chaplin, visto en alguno de sus films, pero ha sido Geraldine Chaplin quien ha tenido mayor fortuna gracias a sus colaboraciones en películas de Carlos Saura y Robert Altman. Desgraciadamente, uno de sus nietos, llamado Charlie Chaplin como su abuelo, arrastró tan glorioso nombre en "Killers Barbies" (1996), un bodrio de Jesús Franco destinado a públicos descerebrados.

Salvador Sáinz

 

"El gran dictador" uno de los mejores films de Chaplin

Seeing Stars (1922) 

 

 

Discurso final de "El gran dictador"