EL AÑO DE LAS LUCES (1986)

Nos encontramos de nuevo en la posguerra española. Un tema muy recurrente, es algo así como nuestro western particular aunque aquí apenas se hace mención a la guerra pero sí a sus consecuencias.
Muchas veces me he preguntado si el franquismo merece que se le recuerde con tanto interés. Rememorar experiencias negativas es malo para la salud.
Pero vivimos en un país en que el recuerdo del pasado, aunque sea remoto, condiciona nuestro presente. Así los fantasmas de la guerra civil y el franquismo no hay forma humana de sacáselos de encima y si vives en Cataluña tenemos otros ectoplásmicas reminiscencias, la Guerra de Sucesión que acabó en el 1714.
Aquí quien no se amarga la vida será porque no quiere.Pero ya se sabe que lo progresista, lo ético, es vivir los peores recuerdos como si padeciésemos de masoquismo colectivo y así llenamos los bolsillos de los desaprensivos de rigor.


El año de las luces. Director: Fernando Trueba. Guión: Rafael Azcona & Fernando Trueba. Música: Francisco Guerrero. Fotografía: Juan Amorós. Actores: Jorge Sanz, Maribel Verdú, Verónica Forqué, Manuel Alexandre, Santiago Ramos, Chus Lampreave, José Sazatornil ‘Saza’, Rafaela Aparicio, Violeta Cela, Diana Peñalver, Lucas Martín, Juan de Pablos, Pedro Reyes, Pilar Marco. Año: 1986. Pais: España. Productora: Iberoamericana Films Internacional.

PREMIOS
1986: Berlín: Oso de Plata
1986: Goya a la mejor actriz de reparto (Verónica Forqué)

 

El año de las luces trata del despertar de la sexualidad. Los personajes son algo tópicos, y encima nos recuerdan que los más mayores vivimos unos años educados por auténticos idiotas como esos maestros (aquí maestras) que ven "rojos" por todas partes. Un joven Jorge Sanz se ve recluido en un colegio regentado por la Sección Femenina de Falange. Esos uniformes azules se parecen a esos vestidos caprichosos que se utilizan en ciertos burdeles para satisfacer fantasías eróticas rebuscadas. Porque el uniforme es bastante sexy.
Las situaciones no nos traen buenos recuerdos, aquellos colegios y aquellos maestros de nuestra traumática infancia para quienes ya somos sesentones y que no nos dejan olvidar porque a nuestros actuales gobernantes no les interesa.
Pero a lo que íbamos, nuestro joven despierta a la sexualidad gracias a dos muchachas de azulado uniforme. De esas del brazo rígido. Una es Violeta Cela y la otra Maribel Verdú. Así cualquiera espabilaba.
Lo mejor es el retrato de los personajes secundarios con guión del impagable Rafael Azcona. Ese cura que dispara perdigonadas a los pájaros en el interior de la iglesia, un ser completamente esperpéntico. Los personajes de Manuel Alexandre y Rafaela Aparicio, dos secundarios de lujo del cine español. Alexandre en plan filosófico trata de abrir los ojos del muchacho, obnubilado por un régimen que era caduco antes de nacer. Aquella España casposa, imposible, que nos llenó de vergüenza y oprobio que intentó cerrarnos el camino a la modernidad y creo que en parte lo consiguieron porque aún soportamos sus consecuencias.
Una mirada triste, amarga, el crecimiento en un mundo irreal, absurdo, extraño. Una España imposible si es que fue alguna vez posible. ¡Ay, cuanta razón tenía don Ramón María del Valle Inclán cuando decía que éramos una deformación de la cultura europea!

Salvador Sáinz