TRECE ASESINOS (2010)


13 asesinos. Título original: Jûsan-nin no shikaku (13 Assassins). País: Japón, UK. Director: Takashi Miike. Reparto: Koji Yakusho, Takayuki Yamada, Yusuke Iseya, Goro Inagaki, Masachika Ichimura, Mikijiro Hira, Hiroki Matsukata, Ikki Sawamura, Arata Furuta, Tsuyoshi Ihara, Masataka Kubota, Sousuke Takaoka, Seiji Rokkaku, Koen Kondo, Yuma Ishigaki, Kazuki Namioka, Kazue Fukiishi, Koshiro Matsumoto, Mitsuki Tanimura, Takumi Saito, Shinnosuke Abe, Masaaki Uchino, Ken Mitsuishi. Guión: Kaneo Ikegami, Daisuke Tengan. Productora: Sedic International, Recorded Picture Company (RPC), Asahi Broadcasting Corporation (ABC)

Las películas de samuráis cada vez tienen más adeptos en los públicos occidentales, tal vez porque los estadounidenses, padres del western, hayan abandonado la épica de sus grandes maestros para concentrarse con héroes saltimbanquis que se pasan la vida con piruetas y contorsiones entre efectos digitales y demás pirotecnias. Además cada vez tenemos menos prejuicios hacia lo oriental.
Naturalmente no estamos ante un Kurosawa, de la misma forma que no todos los westerns de Hollywood tenían la calidad de John Ford o Howard Hawks.
13 asesinos nos muestra un tirano enfermizo de una crueldad inusitada para el público de esta parte del globo terráqueo. Un tirano que se divierte asesinando a una familia entera maniatada a las que va disparando flechas para que sufran uno a uno una muerte lenta.
De nuevo nos encontramos con los héroes mesiánicos, pero el Yojimbo de Kurosawa y el Zatoicho de Kitano tenían una identidad y un discurso metafísico. Los actuales son mucho más planos.
Al final, el tirano, en la puerta de la muerte comienza a reflexionar sobre lo divino y lo humano. Eso sí las escenas de lucha están muy bien logradas.
Lo mejor es la reflexión sobre el poder y la obediencia. Se llega a decir que a los samuráis no les está permitido juzgar a los gobernantes, a los amos, que sólo deben obedecer, mientras que otros creen que deben ser caballeros andantes en pos de la justicia. No lo hacen por dinero sino en busca de un bien común.
Es significativo la diferencia cultural del héroe occidental al oriental. El occidental siempre busca valores etéreos o metafísicos como el honor y la gloria. Los samuráis el bien común, librar a la sociedad de unos parásitos que impiden el libre desarrollo de la nación, es decir el pueblo. Es la eterna lucha entre nación y estado, entendiendo la primera como el conjunto de la sociedad, el pueblo llano, y el segundo la jerarquía. En nuestros lares siempre se suele confundir ambos términos que son antitéticos.
Como un western a la oriental, o un Eastern mejor dicho, la película funciona como un reloj aunque la larga secuencia de la batalla final acabe por fatigar.

Salvador Sáinz


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