¿QUIEN ES ESA CHICA? (1960)

GEORGE SIDNEY


¿QUIEN ES ESA CHICA?. Título original: Who Was That Lady. Año: 1960. País: Estados Unidos. Director: George Sidney. Reparto: Tony Curtis, Dean Martin, Janet Leigh, James Whitmore, John McIntire, Barbara Nichols, Larry Keating, Snub Pollard, Larry Storch, Joi Lansing, Marion Javits. Guión: Norman Krasna (Obra: Norman Krasna). Música: André Previn Fotografía: Harry Stradling Sr. (B&W). Produuctora: Columbia Pictures. Duración: 115 minutos. Género: Comedia

George Sidney fue uno de los actores más significativos de la Metro Goldwyn Mayer donde tocó diversos géneros como el musical (La Reina del Oeste, Las chicas de Harvey) o las aventuras de capa y espada (Los tres mosqueteros, Scaramouche). En sus últimos años asistía al Festival de Barcelona con su cámara de fotos en ristre, exhibiendo su eterna sonrisa y su agradable simpatía.
Como la época de los grandes estudios decayeron, sobretodo en la era Kennedy que promulgó una ley antimonopolio que obligó a las grandes compañías a vender sus salas de exhibición por lo que perdieron parte de sus beneficios y convirtió en inviable la continuidad de los grandes estudios pasando a partir de entonces los profesionales a convertirse en independientes.
George Sidney empezó a trabajar para la Columbia con resultados menores de los de su gran época. Quedaron como gran recuerdo sus dos postreros musicales, La mitad de seis peniques y Un beso para Birdie, lo mejor de su última etapa.
¿Quién es esa chica? No es un musical, es una comedia a secas. Sin canciones. Al frente tenemos a un buen trío actoral, el matrimonio entonces de moda Tony Curtis y Janet Leigh, al que se añade el bufonesco Dean Martin. Aparte tenemos algunas apariciones secundarias muy bien venidas como James Whitmore y John McIntire, más un feliz cameo de una figura bien querida por los cinéfilos amantes del cine cómico de su Edad Dorada, Snub Pollard.
La trama gira sobre las mentiras. Una joven encuentra in fraganti a su esposo besando esa chica, este para justificarse se inventa una trola confiando en que se la creerá, pero esa trola le ocasionará mayores problemas aún.
La lista de enredos crece y crece hasta llegar al absurdo. Es un recurso cómico ya utilizado otras veces pero siempre suele efectivo. El enredo está bien desarrollado.
Por una parte se nota que Sidney no tiene detrás a los excelentes profesionales de la Metro que le hicieron brillar a gran altura, en algunos momentos cae en la tosquedad, pero su buen hacer se impone al fin y el resultado tiene su gracia.
Ver una película de George Sidney en blanco y negro, acostumbrado al color más chillón, resulta bastante sorprendente pero sabe sacar partido de sus limitaciones. Al final el caos y el desconcierto. Incluso parece que no sabían cómo acabar la película pero eso no importa demasiado. Sidney sale triunfante de la empresa.

Salvador Sáinz


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