LA CONJURA DE EL ESCORIAL (2008)


LA CONJURA DE EL ESCORIAL Año: 2008. País: España e Italia.Dirección: Antonio del Real. Interpretación: Jason Isaacs (Antonio Pérez), Julia Ormond (princesa de Éboli), Jürgen Prochnow (Espinosa), Jordi Mollà (Mateo Vázquez), Joaquim de Almeida (Juan Escobedo), Juanjo Puigcorbé (Felipe II), Blanca Jara (Damiana), Fabio Testi (duque de Alba), Rosana Pastor (doña Juana de Coello), Pablo Puyol (Insausti), Concha Cuetos (doña Bernardina), Anthony Peck (Tiépolo). Guión: Manuel Mir, Antonio del Real, Juan Antonio Porto y Marta Rivera de la Cruz. Producción ejecutiva: María José Muñoz. Música: Alejandro Vivas Puig. Fotografía: Carlos Suárez. Montaje: Teresa Font. Dirección artística: Luis Vallés. Vestuario: Javier Artiñano. Duración: 130 min. Género: Drama. Estreno en España: 5 Septiembre 2008.

La conjura de El Escorial, al igual que el telefilmeLa Princesa de Éboli, tratan del reinado de Felipe II, por algunos llamados El Prudente y por otros el Diablo del Mediodía. Para nosotros fue producto de otra época en la que en España jamás se ponía el Sol. Sí, fue una época en que España era propietaria del mayor imperio de la historia y no el país de cuchufleta que es ahora. Sin embargo ese poderío jamás repercutió en el bienestar del pueblo que siempre vivió literalmente en la miseria.  
La España de Felipe II fue la España de la Inquisición, de contiendas bélicas en supuesta defensa de la fe pero en realidad por intereses particulares. Los tercios españoles no iban a Flandes para que los flamencos abracen la fe católica sino para el enriquecimiento de la monarquía. Y en esta corte española estaba Antonio Pérez sembrando cizaña.
Ese personaje fue uno de los inventores de la propaganda negativa. Antonio Pérez fue autor de la llamada leyenda negra, presentando la corte de Felipe II como vil y siniestra, imagen fomentada por los imperios rivales como el inglés. En la película Elizabeth: la edad de oro (2007) del director hindú Shekhar Kapur, un extraño canto al Imperio Británico, se presenta al monarca español como un ser grotesco y extravagante lo que no se ciñe a la realidad. ¿Fue un buen monarca? Pues claro que no. Su corte fue negativa como la de los Tudor cuyos excesos nos han sido contados en numerosas ocasiones pero las de nuestros monarcas siempre han sido silenciadas.
La España representada por los Austrias era la España de la intransigencia, aunque se olvida que esa dinastía nos vino de tierras extrañas, porque siempre se ha asociado su tiranía con la mentalidad española. La España de la Inquisición se olvida que era motivada por cuestiones puramente económicas. La Inquisición fue un método de control de la ciudadanía, en aquel tiempo considerado despectivamente “populacho”.
Los actores cumplen con su cometido. Jordi Mollá está mucho mejor que en su horrible caracterización de Felipe II en el film mencionado del hindú Shekhar Kapur, y Juanjo Puigcorbé ofrece un retrato del rey mucho más real. Un hombre taciturno, grave, encerrado en sí mismo.
Una corte en la que un escalador sin escrúpulos llegó a medrar hasta alcanzar la secretaría del estado y dinamitarlo desde su interior. Una España terrible, pero que en realidad siempre ha sido la misma.
Se habla mucho de los cuarenta años de franquismo como si fuesen una excepción en la Historia de España cuando en realidad era la regla. A la Historia de España le falta mayor autocrítica como ocurre con la monarquía inglesa que es más fuerte que la nuestra y sin embargo Reino Unido jamás se hundió porque sus estudios mostraran las miserias de los Tudor. Deberíamos aprender de la Gran Bretaña en este sentido.

Salvador Sáinz

 

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