EL MAS FELIZ MILLONARIO (1967)


EL MÁS FELIZ MILLONARIO. Título original: The Happiest Millionaire. Año 1967. País Estados Unidos. Directo: Norman Tokar. Intérpetes: Fred MacMurray, Tommy Steele, Lesley Ann Warren, Greer Garson, Gladys Cooper, Geraldine Page, Hermione Baddeley, John Davidson, Paul Petersen, Eddie Hodges, Joyce Bulifant, Sean McClory, Norman Grabowski. Guión: AJ Carothers (Libro: Cordelia Drexel Biddle, Kyle Crichton. Obra: Kyle Crichton). Canciones: Richard M. Sherman y Robert B. Sherman. Fotografía: Edward Colman. Productor: Walt Disney. Productora: Walt Disney Productions. Duración: 172 minutos. Infantil. Romance. Comedia. Musical

En este último año se ha hablado mucho del descalabro de John Carter de la productora de Walt Disney, un fracaso que para mí no es tal ya que ha sido campeona de taquilla en España, China y muchos países más, sólo pinchó relativamente en su propio país, los Estados Unidos. John Carter es para mi gusto una buena película.  
Disney no ha tenido demasiados fracasos en su larga trayectoria. Artísticos en los últimos años con sus ñoñas series de televisión, en los años en los que vivía su timonel eran más extraños. El exceso de ambición de Fantasía es un caso. Porque El más feliz millonario pinchó precisamente por ese motivo, el exceso de ambición. Era una película para un director de primera línea como Gene Kelly, Stanley Donen, George Sidney, George Cukor o incluso Robert Stevenson, director de Mary Poppins, cuyo fantasma se pasea por esta cinta. Norman Tokar, un director a sueldo de la Disney, estaba especializado en películas pequeñas de corte familiar y ésta le va grande.
Nos encontramos con un reparto de veteranos de celuloide como Fred MacMurray y Greer Garson. Garson era una celebridad en los años cuarenta: Adiós mister Chips (1940), La señora Miniver (1943),  Madame Curie (1944) pero no se mantuvo en los cincuenta. Se recuerda que en su famosa La señora Miniver, el actor Richard Ney que interpretaba a su hijo se convirtió en su marido no más acabar el rodaje.
Además de los citados nos encontramos ante una joven promesa, Lesley Ann Warren, que desarrolló la mayor parte de su carrera en televisión, y el afamado Tommy Steele (La mitad de seis peniques, El valle del arco iris) que prefirió las tablas del teatro a los lienzos cinematográficos. Los mejores momentos de la película se los debemos a estos dos actores, muy capacitados para el musical pero los números coreografiados desgraciadamente son escasos.
La película fue todo un fracaso porque era desmedida, casi tres horas de proyección y poco argumento. No tan mala como dijeron los críticos porque se deja ver con simpatía, pero lejos de los grandes musicales. En España se vio cortada con una hora menos de metraje y además doblaron las canciones perdiendo toda su gracia.   Incluso se veía en programas dobles como complemento, lo que en aquel tiempo llamábamos “la película mala” porque se veía primero y de segundo proyectaban “la buena”, la que atraía al público.
El más feliz millonario es el caso de una producción en la que se cuentan con excelentes medios para rodar una película de calidad y se queda en casi nada por un enfoque erróneo. Quedan breves momentos, algunos números de Tommy Steele y Lesley Ann Warren, además de las canciones de Richard M. Sherman y Robert B. Sherman.
Se quiso repetir el gran éxito de Mary Poppins con una estética similar, los mismos coreógrafos (Marc Breaux y Dee Dee Wood), los mismos compositores ya citados, pero le faltaba su magia y su imaginación.

Salvador Sáinz