LA MASCOTA DEL REGIMIENTO (1937)


LA MASCOTA DEL REGIMIENTO. Título original: Wee Willie Winkie. Año 1937. País: Estados Unidos. Director: John Ford. Reparto: Shirley Temple, Victor McLaglen, C. Aubrey Smith, June Lang, Michael Whalen, Cesar Romero, Constance Collier, Douglas Scott, Gavin Muir, Willie Fung, Brandon Hurst, Lionel Pape, Clyde Cook, Bunny Beatty, Lionel Braham. Guión: Julien Josephson, Ernest Pascal (Historia: Rudyard Kipling). Música: Alfred Newman, Louis Silvers, Cyril J. Mockridge, Edward B. Powell, Herbert W. Spencer. Fotografía: Arthur C. Miller (B&W). 20th Century-Fox Film Corporation. Duración: 100 minutos. Aventuras.

Shirley Jane Temple (23 de abril de 1928) fue una actriz infantil en los años treinta, no consiguió sobrevivir al llegar a la edad adulta y abandonó el cine para dedicarse a otros menesteres como la política. Entre finales de 1931 y 1933 apareció en dos series de cortos para Educational Pictures. Temple estaría con Fox hasta 1940, convirtiéndose en la actriz más lucrativa para el estudio.
Sus películas, más bien vehículos, estaban concebidas para su lucimiento y destinadas a un público familiar que adoraba a la pequeña actriz aunque muchos historiadores la odien a causa de los prejuicios a esta clase de películas, olvidándose que Shirley Temple en realidad fue una mandada. Es decir se limitó a obedecer a los directivos del estudio y su infancia no fue demasiado deseable. Shirley no era responsable de la calidad o falta de calidad de sus películas porque debido a su corta edad no tenía capacidad de decisión.
Entre los directores que trabajaron en sus películas está John Ford que la dirigió en dos ocasiones, primero La mascota del regimiento (1937), un filme de aventuras coloniales,  y ya adulta en Fort Apache (1948) junto a su marido de entonces John Agar. Sin embargo el recuerdo de la niña prodigio pesaba mucho y el público no la aceptó, injustamente, como actriz adulta por lo que acabó por retirarse de la pantalla.
Shirley Temple, ya alejada de los estudios y en su nueva vida, solía declarar que su película preferida era precisamente La mascota del regimiento (1937), la que nos ocupa. Ford consiguió hacer soportable la niña y sus mohines que tanto encandilaron las plateas mundiales. Hay que precisar que el cineasta irlandés fue profesional cuando se le encargó este producto y en vez de despreciarlo intentando rodarla sólo “para pagar facturas”, le dio su sello personal. No es una película de Temple al uso, no hay canciones almibaradas en medio ni bailecitos, sino una historia.
Ford nos lleva a la India colonial, bajo el Imperio Británico, y las típicas revueltas de las poblaciones indígenas contra el invasor llegado de tierras lejanas. En vez de mostrarlos como unos villanos intenta comprenderlos.
Es decir, Ford mira a los insurgentes con los ojos de una niña de muy corta edad que no puede entender por qué los “mayores” se enzarzan en una guerra que sólo produce dolor. Su mirada es pura e inocente. Por eso la pequeña intentará poner fin a la guerra conciliando ambos bandos contendientes. Así Ford haciéndose el distraído nos cuela un mensaje pacifista y un ataque a la guerra entre pueblos que son improductivas y sólo producen muerte y destrucción.

Salvador Sáinz