GUERRA Y PAZ (1968)


GUERRA Y PAZ. Título original: Voyna i mir (Война и мир). Año: 1967. País: URSS. Dirección: Sergei Bondarchuk. Reparto: Lyudmila Savelyeva, Vyacheslav Tikhonov, Gennadi Ivanov, Irina Gubanova, Antonina Shuranova, Sergei Bondarchuk. Guión: Sergei Bondarchuk y Vasili Solovyov (Novela: León Tolstói).Duración: Andrei Bolkonski 02:20:10 /Natasha Rostova 01:33:17 / 1812 01:17:47 / Pierre Bezukhov 01:32:19. Género: Drama épico.

PREMIOS
1968: Oscar: Mejor película de habla no inglesa. 2 nominaciones
1968: Globos de oro: Mejor película de habla no inglesa


La novela de León Tolstoy Guerra y paz ha tenido varias adaptaciones cinematográficas, generalmente muy lujosas como la dirigida por King Vidor con Henry Fonda, y ésta producida por la empresa estatal soviética Mosfilm Studios y Goskino que costó unos setecientos millones de dólares, la más cara de la historia del cine si tenemos en cuenta la inflación y el precio que tiene el dinero en cada época.
Dividida en cuatro partes, la tercera tiene la batalla más espectacular jamás filmada, 120.000 soldados, que aún figura en el Libro Guinnes de los récords. Obtuvo el Oscar de Hollywood por la mejo película de habla no inglesa, se rodó en 70 mm por vez primera en la Unión Soviética, rodándose entre 1963 y 1967 dividida en cuatro partes: Andrei Bolkonski, Natasha Rostova, 1812, y Pierre Bezukhov
Guerra y paz
(en ruso: Война и мир, Voyna i mir) se estrenó incluso en cines españoles tan reacios a las producciones soviéticas en aquel tiempo. Dura unas 7 horas en su conjunto por lo que se vio dividida en dos partes en algunos países como el nuestro. En otras incluso en cuatro.
Yo he visto las siete horas seguidas porque ya se sabe cómo somos los cinéfilos a prueba de bombas. En otra sesión Waterloo (1970) del mismo director y que en cierto modo completa la presente película. Sin embargo en este caso contó con un reparto internacional con actores como Rod Steiger, Orson Welles y Christopher Plummer.
Esta gigantesca superproducción cuenta con la mejor batalla jamás filmada en cine y que vemos en la tercera parte, la batalla de Borodino, en la que se describe a la perfección los pormenores de la misma. Una batalla en la que cualquiera puede morir en el momento más inesperado. La guerra no es contada como algo épico o idealizada sino como una descarnada tragedia en la que gentes de diversos países, que ni siquiera se conocen, se ven obligados a matarse los unos a los otros por intereses que no comprenden.
Por contra tenemos el segundo episodio, centrado en el personaje de Natasha Rostova (Lyudmila Savelyeva) y su historia de amor con varios hombres que por su ingenuidad idealiza. Es una adolescente que sueña con su amor ideal hasta conocer su trágica realidad. Tolstoy cuenta en estos capítulos la transformación de una niña que se está convirtiendo en mujer aunque el aprendizaje le traiga no pocos desengaños.
La cuarta parte es impresionante, describe la llegada de las tropas napoleónicas a Moscú, el incendio de la capital rusa, la devastación con unas secuencias dantescas. Los saqueos, el pillaje. La población huyendo desesperada dejando tierra quemada tras suyo y matar de hambre a sus enemigos. Una táctica que se repitió un siglo después cuando otro megalómano emperador, Adolf Hitler, quiso repetir la invasión con idénticos resultados.
Es interesante el uso de cámaras subjetivas para analizar el estado de ánimo de los personajes, sabemos lo que sienten en el fragor de la batalla, en lo que piensan, en el miedo a la muerte.
Comparado con la versión de Vidor, yo prefiero ésta porque es mucho más realista y no recurre al cartón piedra propio de ciertas producciones hollywoodenses que evidencian su irrealidad. Vemos ciudades destruidas y grandes palacios con impresionantes fiestas de las gentes más ricas insensibles a la tragedia vivida por sus compatriotas más desafortunados.
Muchas veces pienso porque esta novela del gran Tolstói ha merecido tantas adaptaciones cinematográficas (y ésta es sin duda la mejor) y se hayan olvidado de Los episodios nacionales de Benito Pérez Galdós. Ambas reflejan la lucha de dos pueblos contra un imperio inhumano que arrasaba todo a su paso, una lucha considerada "casposa" en TV3, pero supuso la rebelión contra la falsa libertad de la Revolución francesa prostituida por el bonapartismo. La rebelión del resto de pueblos de Europa no contra unas nuevas ideas sino contra una potencia imperialista que les avasalló.
La película de Sergei Bondarchuk ha quedado como un clásico, pese a que se ignora el cine rodado en la Unión Soviética por cuestiones políticas. Ciertos críticos mitificaron lo soviético por considerarlo el no va más del progresismo, otros lo demonizaron. Pero realmente ni una cosa ni la otra es correcta. Se hizo buen cine y malo también. La industria fue intervenida por el Estado pero no por ello el talento desapareció de sus estudios. Es otra visión del mundo que no podemos ignorar y que también nos es necesaria.

Salvador Sáinz