EL CABALLERO NEGRO (1954)


EL CABALLERO NEGRO. Título original: The Black Knight. Año 1954.País: Estados unidos. Director: Tay Garnett. Reparto: Alan Ladd, Patricia Medina, Andre Morell, Harry Andrews, Peter Cushing, Anthony Bushell, Patrick Troughton. Guión: Alec Coppel & Bryan Forbes. Música: John Addison. Fotografía: John Wilcox. Productor: Irving Allen y Albert R. Broccoli. Warwick Film Productions/Columbia Pictures. Duración: 85 minutos. Aventuras | Edad Media

Rodada en Inglaterra y España, El caballero negro es un buen ejemplo de cine estrictamente creado como diversión. Utilizando los estudios Pinewood de Buckinghamshire (Reino Unido), Castell Coch, Tongwynlais, South Glamorgan, País de Gales, el bosque Black Park y exteriores en el Castillo de Manzanares el Real y el Alcázar de Segovia se huye del cartón piedra hollywoodense aunque la trama de ingenua es infantil. No entendemos qué pinta Tay Garnett (Los Ángeles, California 13 de junio de 1894 – 3 de octubre de 1977) en este embolado predecible. El director de El cartero siempre llama dos veces (1946) estaba en el ocaso de su carrera aportando oficio, pericia y solidez a esta cinta de aventuras medievales ambientada en el legendario Camelot del rey Arturo.
El argumento es algo descabellado, un señor pagano, otro sarraceno (ambos malísimos) que no sabemos qué pintaba en aquella Inglaterra cristiana pero en el fondo la película carece de lógica, de pretensiones, sólo quiere llenar las salas de público y hacerte pasar un rato agradable y lo sigue consiguiendo pese al tiempo transcurrido desde su rodaje.
Encontramos en el reparto a Peter Cushing como villano antes de alcanzar la fama con sus películas de la Hammer, está más que convincente en su caracterización. Otra sorpresa, el productor es Albert R. Broccoli, futuro mentor de James Bond en el mundo del cine.
La película muestra una Edad Media colorista. Conflictos entre paganos, seguidores de las religiones antiguas, y los cristianos. Además sarracenos y vikingos aparecen para enredar más la situación. El rey Arturo tiene una aparición secundaria, el protagonista es sin duda el herrero (Alan Ladd) que se convierte en el caballero negro para impartir justicia.
A pesar de su infantilismo la película tiene su gracia, está realizado con soltura y se puede ver sin sonrojo alguno. Es plato para paladares poco exigentes o para no aburrirte. Al fin y al cabo es un producto honesto que no engaña a nadie.

Salvador Sáinz