EL JOVEN LINCOLN (1939)


EL JOVEN LINCOLN. Título original: Young Mr. Lincoln. Año 1939. País: Estados Unidos. Director: John Ford. Reparto: Henry Fonda (Abraham Lincoln), Alice Brady (Abigail Clay), Marjorie Weaver (Mary Todd), Arleen Whelan (Sarah Clay), Eddie Collins (Efe Turner), Pauline Moore (Ann Rutledge), Richard Cromwell (Matt Clay), Donald Meek (fiscal John Felder), Judith Dickens (Carrie Sue), Eddie Quillan (Adam Clay), Spencer Charters (Juez Herbert A. Bell), Ward Bond (John Palmer Cass), Guión: Lamar Trotti. Música: Alfred Newman. Fotografía: Bert Glennon (B&W). 20th Century Fox / Cosmopolitan Production. Productor: Darryl F. Zanuck. Duración: 100 minutos. Drama | Biográfico. Siglo XIX

El joven Lincoln presenta como su título indica la juventud del carismático presidente de los Estados Unidos Abraham Lincoln. John Ford se ha encargado de ponerlo en imágenes y de añadirle todo su toque artístico tan especial  que ha encandilado a cinéfilos de todo el mundo.
Probablemente haya otros filmes del genial cineasta mejor que éste, su listón lo dejó muy alto y es complicadísimo igualarlo incluso para el propio Ford. Parte de la trama se centra en un asesinato y en un juicio, conociendo el chovinismo estadounidense ya imaginamos que el primer juicio en que intervino el prometedor abogado Lincoln saldrá vencedor.
Parte de la película más que una biografía pertenece al género judicial, el esforzado letrado recuerda a un antepasado de Perry Mason, quien jamás perdió un juicio a menos que yo recuerde, y Ford sabe recrear los pormenores del juicio en donde se ven imputados dos jóvenes campesinos nobles e inocentes a quienes acusan de dar muerte a un desagradable personaje que les estaba faltando sólo por el placer de hacerles daño.
La capacidad del director de sacar partido a un material endeble, endeble en otras manos pero no en las suyas, es infinita. Se centra en la angustia de la madre temerosa de ver ahorcados a sus hijos irremediablemente e injustamente.  
Ford sabe crear lirismo en cada plano, sobre todo en las escenas iniciales que narra un amor malogrado de Lincoln con una dama a la que amaba mucho y que fallece joven. El cineasta utiliza la elipsis para comentarnos su pérdida y centrarnos en la partida de su entorno rural para buscar fortuna en la ciudad.
Lincoln representa la idealización del sueño americano, un hombre de orígenes humildes llegó alcanzar el más alto puesto en la jerarquía de la nación. Henry Fonda, a pesar de su nariz postiza,   sabe transmitir la bonhomía del leñador que se convirtió en abogado primero y presidente después. Un hombre que cambió el curso de la historia y eliminó la lacra de la esclavitud que degradaba a los Estados Unidos y hacía sufrir a millones de ciudadanos estadounidenses sólo por el accidente de haber nacido con pigmentación negra en la piel.
John Ford fue un maestro que muy rara vez se equivocó en sus películas y que siempre, salvo excepciones, nos dio una impresionante lección de cine.

Salvador Sáinz