DETI KAPITANA GRANTA (1938)


DETI KAPITANA GRANTA. Año 1938. País: Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Directores: Vladimir Vaynshtok, David Gutman. Reparto: Nikolai Cherkasov (Jacques Paganel), Yakov Segel (Robert Grantl), Olga Bazarova (Mary Grantl), David Gutman (MacNabsl), Mariya Strelkova (Elena Glenarvanl), Mikhail Romanov (Capitán John Manglesl), Nikolai Vitovtov (Edward Glenarvanl), Ivan Chuvelyov (Ayertonl), A. Adelung (Talkavl), Nikolai Michurin (Innkeeperl), Yuri Yuryev (Capitán Tom Grantl). Guión: Oleg Leonidov, basado en la novela de Julio Verne Los hijos del capitán Grant. Fotografía: Arkadi Koltsaty, Aleksandr Ptushko. Música: Isaak Dunayevsky. Efectos especiales: Aleksandr Ptushko. Productoras: Gosudarstvennoe Upravlenie Kinematografii i fotografii (GUKF), Mosfilm. Duración: 83 minutos.

Durante muchos años en las filmografías de las adaptaciones de Julio Verne llevadas al cine aparecía esta versión soviética de Los hijos del capitán Grant que despertaba curiosidad, pero siempre ha sido un título inaccesible hasta hace poco que una copia ha aparecido misteriosamente por internet. Aunque es una copia aceptable pero no óptima, no tiene subtítulos en castellano u otro idioma que comprendamos, la trama se sigue por la razón de que la obra original es de sobras conocida por los aficionados al género y no son requeridos para su entendimiento total.
El protagonista es nada más y nada menos que Nikolaï Konstantinovitch Tcherkassov, nacido el 27 de julio de 1903 en San Petersburgo (Imperio Ruso) y fallecido el 14 de septiembre de 1966 en Moscú (Unión Soviética, actual Rusia). Los cinéfilos le conocemos como Nikolai Cherkasov, el rostro de Alexánder Nevsky, Iván el Terrible y Don Quijote. Fue al actor favorito de Stalin, no nos vamos a dejar influenciar por este dato de ningún modo y ni por sus premios numerosos premios para reconocerle su valía.
Fue un excelente actor con una voz impresionante y una altura gigantesca. Las películas de Serguéi Eisenstein nos dan de él una imagen de actor de gran fuerza dramática pero la realidad es que rodó muchas más películas en registros radicalmente distintos y que en la presente es incluso un actor divertido, ese sabio despistado que es a ratos cómico lo borda y además canta una canción con un excelente registro de voz.
En la versión de Disney ese personaje lo interpretaba Maurice Chevalier, un actor más limitado y a ratos algo cargante, y no resiste comparación entre uno y otro, como está de más comparar ambas versiones porque son muy distintas entre sí. La versión soviética es más restringida de presupuesto, la técnica cinematográfica, sobre todo los efectos especiales, se han quedado muy obsoletos. Sin embargo tiene otros valores que la compensan. Rodaje en exteriores, algunos en estudio pero mucho paisaje real. La composición fotográfica es de gran altura y los actores cumplen todos a la perfección con sus papeles.
Al contrario de lo que se cree, en la Unión Soviética no sólo se rodaba cine de agitación política sino películas que en Occidente ciertos críticos falsamente comprometidos califican de burguesas. Es decir dramas, comedias, aventuras, cine de género en definitiva que pudiera interesar al público de la época. La programación era siempre muy variada y no tan repetitiva como suele creerse en nuestros desinformados pagos.  Ni las gentes que vivían en estos países de “tras el Telón de Acero” parecían salidos de un funeral, ni eran tristones ni amuermados. Eran gentes sencillas semejantes a las de nuestros terruños con sus ilusiones y sus ansias de vivir semejantes a las nuestras en todos los aspectos .
Esta versión de la novela de Verne no se diferencia en espíritu a las producciones europeas y americanas de la época, no tenía tras de sí a una gran productora como la Metro o la Warner pero éstas eran excepciones dentro de la industria en la que sobrevivían muchas producciones modestas realizadas con ilusión y entusiasmo que están presentes en la película que comentamos. No estamos ante ninguna obra maestra, pero sí ante una película muy agradable de  ver, simpática y atractiva como más. Narrativamente tiene otro estilo quizá, pero es tan válido como los habitualmente conocidos en nuestras salas.
El tiempo la ha dejado algo obsoleta, ya se sabe que durante los años treinta el lenguaje cinematográfico a causa de la pesada maquinaria del cine sonoro en sus primeros años se volvió torpe y cargada. Pero debemos ubicar cada película en su época, en los condicionamientos en que se produjo y desde este punto ser justos en su valoración.
Si como película, esta versión de Los hijos del capitán Grant es algo obsoleta como documento histórico tiene un valor incalculable.

Salvador Sáinz