EL BARBERO DE SIBERIA (1999)


EL BARBERO DE SIBERIA. Título original: Sibirskij tsiryulnik (The Barber of Siberia). Año: 1999. País: Rusia. Director: Nikita Mikhalkov. Reparto: Julia Ormond (Jane Callaghan), Oleg Menshikov (Andrei Tolstoi), Aleksey Petrenko (General Radlov), Richard Harris (Douglas McCracken), Vladimir Ilin (Mokin), Marat Basharov (Polievskiy), Nikita Tatarenkov (Alibekov), Georgiy Dronov
(Nazarov), Artyom Mikhalkov (Buturlin), Daniel Olbrychski (Kopnovskiy), Marina Neyolova (Mat Tolstogo), Avangard Leontev (Dyadya Nikolya), Anna Mikhalkova (Dunyasha), Robert Hardy (Forsten), Elizabeth Spriggs (Perepelkinas), Nikita Mikhalkov (Emperador Alejandro III), Isabelle Renauld (Emperatriz). Guión: Nikita Mikhalkov & Rustam Ibragimbekov. Música: Eduard Nikolay Artemiev. Fotografía: Pavel Lebeschev.Coproducción Rusia-Francia-Italia-República Checa; Three T Productions (Rusia) / Camera One (Francia) / France 2 Cinema / Medusa (Italia) / Barrandov Biografia (Rep. Checa). Duración: 179 minutos. Drama, Drama de época. Siglo XIX

Por diversas razones el cine ruso no es tan conocido como debieran en Occidente. Si El barbero de Siberia ha llegado a nuestras pantallas es debido a su protagonista estadounidense, lo que supone según criterios de la industria monopolística, una actriz “internacional” como si el resto de las nacionalidades fuésemos de “consumo interior” o localistas como se ha dicho alguna vez.
De todas formas uno se alegra cuando se proyectan películas alejados de los decorados de siempre (anglosajones, por supuesto) y las temáticas de siempre con argumentos previsibles y rutinarios.
La película de Nikita Mikhalkov es un drama ambientado en la Rusia zarista, con unos cadetes de una escuela militar alegres y algo gamberros que parecen haberse escapado de una película de John Ford, y un excéntrico inventor inglés (Richard Harris en una intervención desaforada e irritante) que ha inventado una máquina para talar árboles aparatosa y absurda.
Hay grandes escenas de humor como la secuencia en que los cadetes deben encerar una pista de baile provocando aparatosos resbalones y caídas a la  hora en que los invitados deben utilizarla. Conocemos algunas costumbres rusas como esa pelea en puñetazos semidesnudos en una feria. Da la impresión que estas secuencias se han rodado cara al mercado exterior, como si pretendieran informar al resto del mundo.
La película está vista desde los ojos del personaje central, anglosajón, estadounidense para ser más exacto, y desde su punto de vista todos los pueblos que no sean el suyo somos extraños.
La trama principal es una historia de amor entre dos seres de mundos distintos. El cadete Tolstoi que además canta opera (Las noches de Fígaro,  de Mozart, basada en las aventuras del barbero de Sevilla) en el papel de Fígaro lo que da pie a otras secuencias cómicas y más tarde dramáticas. Los cadetes interpretando travestidos los papeles femeninos desafinan las notas agudas.
A la película se le ha reprochado su excesivo metraje aunque a mí no me lo ha parecido. La narración es amena y no aburre. Sólo me sobran algunos excesos interpretativos de Richard Harris que a ratos sobreactúa para hacernos parecer excéntrico y extraño. Oleg Menshikov borda su personaje y Julia Ormond está exquisita en su papel de mujer libre y seductora que sin pretenderlo provoca el drama de la película.

Salvador Sáinz