HARRY POTTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL (2001)

Joanne «Jo» Rowling, OBE quien escribe bajo el seudónimo J. K. Rowling, es una escritora y productora de cine británica, principalmente conocida por ser la creadora de la serie de libros Harry Potter. Nació el 31 de julio de 1965 en Yate, Gloucestershire, Inglaterra, y se ha convertido en una de las escritoras más famosas del mundo y también la más rica gracias a la venta de sus libros sobre el joven mago y a la serie de adaptaciones cinematográficas de las mismas que hasta la actualidad constan de los siguientes títulos:    Harry Potter y la piedra filosofal (2001), Harry Potter y la cámara secreta (2002),  Harry Potter y el prisionero de Azkaban (2004), Harry Potter y el cáliz de fuego (2005), Harry Potter y la Orden del Fénix (2007), Harry Potter y el misterio del príncipe (2009), Harry Potter y las Reliquias de la Muerte – Parte 1 (2010), Harry Potter y las Reliquias de la Muerte – Parte 2 (2011).
La serie cuenta las peripecias del joven aprendiz de mago Harry Potter (Daniel Radcliffe) y sus amigos Hermione Granger (Emma Watson) y Ron Weasley (Rupert Grint), alumnos del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Dado el espectacular éxito de las novelas que vendieron millones y millones de ejemplares en todo el mundo era lógico su pase a la gran pantalla en donde los dividendos aumentaron. A pesar de ser considerada literatura infantil, la serie muestra la evolución de los personajes a lo largo de una década que pasan de ser niños a adolescentes y de adolescentes a jóvenes adultos. Incluso el último capítulo de la saga muestra un epílogo que transcurre unos diecisiete años después con los protagonistas ya mayores y con hijos que acuden por ver primera a la famosa escuela de magia.
Naturalmente la serie ha sido cuestionada, sobre todo por la propia iglesia católica y otras confesiones porque consideran que inculcan supersticiones entre la gente menuda pero es sabido que la literatura dirigida a públicos infantiles siempre se ha visto adornada con elementos fantásticos desde los tiempos de Esopo pasando por  los hermanos Grimm y Hans Christian Andersen, por lo que podemos considerar que en este aspecto las novelas de J. K. Rowling no han inventado absolutamente nada al respecto y que sigue una tradición ya milenaria.
Harry Potter y la piedra filosofal cuenta con los ingredientes ya clásicos de ese tipo de cine, un mundo fantástico realizado tanto en literatura como cine con auténtica gracia. Son relatos muy bien narrados que mantienen en vilo al espectador familiar, películas dirigidas a un público amplio que cumplen con lo que prometen. Dan diversión, fantasía, ilusión, ensueño. Es decir que fomentan la imaginación de su amplia audiencia.
Los personajes están todos muy bien trazados y la serie no resulta demasiado molesta para los públicos ya adultos, pues como suele pasa con cierto cine infantil que cae en la cursilería más aparatosa y resulta indigesta. Todo lo contario con esa serie que se ve con agrado gracias a un buen planificado guión en donde todo se cuenta con detalle.
La primera aventura de la serie es evidentemente la más infantil, porque sus personajes inician su periplo a una edad tempana. Potter cumple once años cuando se entera de que el matrimonio con el que vive no son sus padres y que los auténticos progenitores fueron asesinados. En futuros capítulos va descubriendo más datos de su origen.
En Hogwarts, el trío protagonista no sólo aprende a utilizar sus poderes mágicos sino que empiezan a desvelar una trama de lucha por el poder y el control de su peculiar mundo de magia y encantamientos. Habrá rivalidades, malentendidos y amoríos infantiles que se irán desarrollando en futuras entregas.
Todo un regalo para el espectador de una serie de películas que se han convertido en nuevos clásicos del cine de fantasía, con unos trucajes modernos muy bien desarrollados e impresionantes. Imaginamos que los niños actuales al convertirse en adultos sentirán nostalgia por esta serie que ya forma parte de sus vidas y que esta serie se repondrá hasta la saciedad lo que me parece bien porque el cine se crea para ser disfrutado tanto en grandes pantallas como en los formatos domésticos.

Salvador Sáinz