CUJO (1983)


CUJO. Título original: Cujo. Año: 1983. País: Estados Unidos. Director: Lewis Teague. Reparto: Dee Wallace (Donna Trenton), Danny Pintauro (Tad Trenton), Daniel Hugh Kelly (Vic Trenton), Christopher Stone (Steve Kemp), Ed Lauter (Joe Camber), Kaiulani Lee (Charity Camber), Billy Jayne (Brett Camber), Mills Watson (Gary Pervier), Sandy Ward (Bannerman). Guión: Lauren Currier, Don Carlos Dunaway (Novela: Stephen King). Música: Charles Bernstein. Fotografía: Jan De Bont. Warner Bros. Pictures. Duración: 91 minutos. Terror. Animales. Perros/Lobos

En el cine de Hollywood, y también en el resto del mundo, siempre estuvieron de moda las películas protagonizadas por animalitos, generalmente perros como Lassie, Rin Tin Tin y otros agradables canes famosos gracias a las pericias de sus entrenadores.
Los San Bernardo siempre gozan de gran simpatía, incluso existía una granja en San Fernando Valley (California) que fue fundada por el famoso cómico Buster Keaton propietario de un ejemplar de esta especia que respondía al nombre de Elmer.
En los últimos años de su vida se dedicó a la cría de estos canes y tras su fallecimiento su viuda, la ex bailarina Eleanor Keaton, se dedicó al adiestramiento de estos canes para la industria hollywoodense.
Es poco conocida la actividad de la viuda de Keaton en este campo, recordemos la serie Bethoven (1992), protagonizado por un San Bernardo procedente de la granja Keaton.
Cujo es otro can de la misma raza pero no es tan amable como el de la película mentada. Se estrenó en 1983, se vio previamente en el Festival de Sitges con alguna secuencia de más, ya que en el estreno se le dio un buen tijeretazo a la escena en que Dee Wallace “montaba” a su amante.
Inspirada en una novela de Stephen King, Cujo cuenta la historia de una ama de casa que le es infiel a su marido. Un ama de casa en un principio normal y corriente que se ve arrastrada a una situación límite. Es acosada por un San Bernardo que previamente ha sido contaminado por unos vampiros.
La situación es compleja, es delicada. Lewis Teague nos presenta a una mujer que no es completamente inocente dentro de los cánones morales estadounidenses. Una mujer adúltera, una mujer infiel pero que sigue siendo madre.
Se ve encerrada en el reducido espacio de un coche averiado que no puede arrancar, luchará por la supervivencia no en el espacio exterior como Sandra Bullock en Gravity, sino en un reducido coche que ha llevado a reparar.
Teague sin despeinarse sabe mantener la tensión hasta el final, llevando el acoso hasta las últimas consecuencias.
Cujo, el San Bernardo, es llamado así porque esa palabra significa en un lenguaje indígena fuerza imparable.
Fueron necesarios cinco perros para rodar dicha película, uno de ellos mecánico. Mecánica la cabeza, el resto del metraje un niño disfrazado para algunos planos.
La importancia, el acierto de este metraje radica en que el elemento perturbador, en este caso un perro San Bernardo, no es ningún monstruo de guardarropía que necesita una realización muy rigurosa para ser creíble. Es sabido que el cine de terror, sobre todo cuando es fantástico, siempre está a un paso del ridículo. Como me decía Narciso Ibáñez Serrador en una entrevista en marzo de 1981 “cuando una película normal es mala resulta aburrida, pero si es de terror resulta ridícula”.
Es decir, que si no resulta creíble da mucha risa.
Por ese motivo, tanto Stephen King como Lewis Teague se esfuerzan lo máximo para que el terrorífico relato sea creíble, iniciando la película con un conflicto conyugal, la infidelidad de una ama de casa normal y corriente. Una historia cotidiana y creíble que se enfrenta a un peligro también cotidiano, no es ningún ser extraordinario venido desde el Averno cristiano.
El trabajo de Dee Wallace es más que importante para hacer creíble la película. Es imprescindible consiguiendo uno de los mejores trabajos en su dilatada carrera.

Salvador Sáinz