AMELIE (2001)


AMELIE. Título original: Le fabuleux destin d'Amélie Poulain. Año: 2001. País: Francia. Director: Jean-Pierre Jeunet. Reparto: Audrey Tautou (Amélie Poulain), Mathieu Kassovitz (Nino Quincampoix), Rufus (Raphaël Poulain), Lorella Cravotta (Amandine Poulain), Serge Merlin (Raymond Dufayel), Jamel Debbouze (Lucien), Clotilde Mollet (Gina), Claire Maurier (Madame Suzanne - la patrona del café), Isabelle Nanty (Georgette), Dominique Pinon (Joseph), Artus de Penguern (Hipolito), Yolande Moreau (Madeleine Wallace), Urbain Cancelier (Collignon), Maurice Bénichou (Dominique Bretodeau), Michel Robin (Mr. Collignon). Guión: Guillaume Laurant, Jean-Pierre Jeunet. Música: Yann Tiersen. Fotografía: Bruno Delbonnel. Claudie Ossard / UGC. Duración: 120 minutos. Comedia. Drama. Comedia dramática. Realismo mágico. Película de culto

Premios
2001: 5 nominaciones al Oscar, incluyendo película de habla no inglesa, guión y fotografía
2001: Nominada al Globo de Oro: Mejor película de habla no inglesa
2001: 2 premios BAFTA: Mejor guión original y diseño de producción. 9 nominaciones
2001: 4 premios Cesar: Película, director, música, diseño de producción. 13 nominaciones
2001: Festival de Toronto: Mejor película (Premio del Público)
2001: Nominada al David de Donatello: Mejor película extranjera
2001: Critics' Choice Awards: Mejor película de habla no inglesa
2001: Asociación de Críticos de Chicago: Mejor película extranjera, Mejor Intérprete revelación.


La originalidad de Amelie, película de culto donde las haya, reside no sólo en su argumento sino en su forma de narrar una historia, la de una joven soñadora que se cree el ángel de la guarda de la gente que vive en su barrio. La mirada de Audrey Tautou se ha convertido en todo un icono de la sociedad moderna y prueba indiscutible de que para rodar buen cine no hacen falta millones de dólares y grandes efectos especiales sino una sencilla historia contada con el corazón.
Así van desfilando una serie de personajes y una serie de historias sorprendentes. Aunque he hablado de que no hay grandes efectos especiales no quiero decir que están ausentes. Están tan integrados en la historia que no chirrían ni ocupan un lugar protagonista.
Es decir, los efectos especiales no usurpan el eje central de la cinta sino que la sirven para su mejor desarrollo.
Podríamos hablar de la parábola de la buena samaritana pero mejor encaja el apodo de angel de la guarda. Ese ser invisible que según las grandes religiones monoteístas todos tenemos y que se decían a velar por nosotros.
El corazón puro y generoso de Amelie Poulain es feliz intentando que los seres de su entorno también lo sean.
Tenemos el episodio del gnomo de escayola que viaja alrededor del mundo sorprendiendo a su perplejo padre que por fin se anima a consumar una de sus mayores ilusiones: viajar y visitar otras tierras diferentes de la suya.
Amelie es una película de culto, preferida de muchos corazones sensibles, pero odiada por algunos sectores de la crítica o de la cinefilia que encuentran empalagosa la película que nos ocupa. No es este mi caso, no solo me parece un filme redondo sino enriquecedor porque en cada visión descubro aspectos novedosos.
El filme de Jean-Pierre Jeunet nos habla de muchas cosas, de la incapacidad de mucha gente de modificar su existencia soñando con milagros que nunca llegan. La joven trata de ayudar a la gente que quiere para que por fin consigan lo que tanto anhelan aunque ella cometa el mismo error que sus adorados protegidos.
No sólo es original el argumento, el guión sino la misma puesta en escena y el tratamiento fotográfico de gran calidad. Un perfecto retrato de un barrio de la capital francesa, París, y de sus gentes. Un mundo romántico y entrañable de gente soñadora que no sabe convertir sus sueños en realidad. Sólo la bondad y el ingenio de su benefactora lo hará posible.

Salvador Sáinz