PRET -A- PORTER (1994)

El mundo de la moda al igual que la aristocracia, la monarquía, la plutocracia es de los que menos simpatías despierta entre los creativos de cinematografía o cualquier otro medio de expresión. El sarcástico Robert Altman les ha dedicado esta vitriólica película en la que yo creo que aún se ha quedado corto. Ese desfile de chicas anoréxicas, que pretenden hacernos creer que son diosas de la belleza, provocando complejos a quien no tiene tan insípida figura, es un mundo que no se distingue por su autenticidad.
Personalmente no me suelen gustar esas chicas, aunque tal vez si las conociera personalmente pudiera considerar buena gente porque de todo hay. Es ese concepto falso de belleza el que me desagrada porque no es real. Los físicos que nos atraen nada tienen que ver con los que se nos quieren vender.
Por otra parte nos presentan un tipo de vestido de alto coste sólo apto para economías privilegiadas, elitistas, pero que en realidad muchas veces raya en lo grutesco. Altman se mofa de ese mundo con un desfile de modelos completamente desnudas diciéndonos que así van más elegantes. En cierto modo es así. El mundo de la moda es completamente absurdo y carece de interés. Para la mujer es una forma de alienación, una fuente de falsas necesidades y competencia.
Altman crea una serie de pequeñas historias en este mundo coral repleto de personajes y desfile de rostros conocidos. La pareja Sophia Loren-Marcello Mastroianni que hemos visto en muchísimas comedias italianas, algunas excelentes, está vista con fina ironía. Sophia le monta un striptease a su ardoroso galán ya en el ocaso de sus vidas, pero éste se queda dormido. La pasión de antaño se ha apagado. El amor también.
La trama gira alrededor de la muerte de uno de los peces gordos de esa industria, al que se le atraganta un bocadillo. Da la impresión de que no ha muerto nadie porque sus allegados siguen su vida normal sin que les haya afectado para nada el óbito del mismo.
Una visión aparentemente triste de un mundo que sobresale por su superficialidad y su falta de interés. Muy criticada la película cuando se estrenó, su estilo vitriólico es actualmente bienvenido.

Salvador Sáinz