LA CONFUSIÓN DE GÉNEROS (2000)

Ilan Duran Cohen


LA CONFUSIÓN DE GÉNEROS. Título original: La confusion des genres. Dirección: Ilan Duran Cohen. País: Francia. Año: 2000. Duración: 94 min. Interpretación: Pascal Greggory (Alain), Nathalie Richard (Laurence), Julie Gayet (Babette), Alain Bashung (Etienne), Vincent Martinez (Marc), Cyrille Thouvenin (Christophe), Bulle Ogier (madre de Laurence), Nelly Borgeaud (madre de Alain), Valérie Stroh (Patricia). Guión: Ilan Duran Cohen. Producción: Didier Boujard. Música: Jay-Jay Johanson. Fotografía: Jeanne Lapoirie. Montaje: Fabrice Rouaud. Diseño de producción: Françoise Dupertuis. Vestuario: Barbara Kraft. Género. sexo, bisexualidad, juicios, comedia

Al principio de este film francés conocemos al protagonista en la cama por la que pasan varios amantes, masculinos y femeninos, sin que sepa muy bien con cual quedarse como pareja fija. Si la comedia está realizada con muy buen pulso y sentido del ritmo, el guión y los diálogos, bien estructurados, suenan y resuenan al irritante existencialismo de la fenecida Nouvelle Vague de los sesenta francés.
Nos encontramos con gente muy absurda que no sabe lo que quiere y que reacciona siempre de forma harto ilógica. Si técnicamente es irreprochable en su concepción muestra a veces la incomprensión de su autor al mundo de la bisexualidad que se confunde muy a menudo con homosexualidad.
Se presenta al protagonista como un ser que navega entre las dos orillas, pero un bisexual cree que las orillas no existen sino que sólo existe una que es el género humano. Un bisexual además es selectivo en la elección de parejas, no se interesa por todo el mundo de forma indiscriminada sino en función de sus gustos personales. Son fieles a sus parejas (o tríos si los hubiera) como el que más. Y siempre tienen las ideas muy claras.
Pero el personaje que nos ocupa no. Por su vida pasan varias personas, todas ellas muy inestables, y no se queda con ninguna porque él sí, no sabe lo que quiere. Tiene miedo a la convivencia, al compromiso. Es débil y cobarde. No sabe afrontar la vida cara a cara porque le falta valor, determinación y personalidad.
Ya he comentado que los diálogos de los personajes son completamente absurdos, como si se hubieran escapado todos del diván de un psiquiatra. Gentes que ante la vida reaccionan de forma inusual, extraña, ilógica.
Más que una confusión de géneros, título equívoco que describe la confusión sobre la bisexualidad de parte del mundo monosexual (heteros y gays), se presenta la confusión intelectual, la falta de madurez psicológica de unos seres que no saben ni de dónde vienen ni a donde van y que deambulan como zombis en un mundo que no comprenden.

Salvador Sáinz


Correo