LA MARCA DEL VAMPIRO (1935)

Tod Browning


LA MARCA DEL VAMPIRO (MARK OF THE VAMPIRE) ”Metro-Goldwyn-Mayer” (U.S.A.) Productor: E. J. Mannix, Director: Tod Browning, Argumento original y guión: Guy Endore y Bernard Schubert. Fotografía: James Wong Howe (Blanco y negro), Decorados: Cedric Gibbons, Maquillaje: Jack Dawn y William Tuttle, Montaje: Bel Lewis. Duración: 60 minutos.
Intérpretes y personajes: Lionel Barrymore (profesor Zelen), Elizabeth Allan (Irena Borotyn), Bela Lugosi (conde Mora), Lionel Atwill (inspector Neumann), Jean Hersholt (barón Otto von Zinden), Henry Wadsworth (conde Fedor), Donald Mekks (doctor Doskil), Carol Borland (Luna), Jessie Ralph, Ivan Simpson, Franklyn Ardell, Leila Bennett, June Gittelson, Holmes Herbert, Michael Visaroff.

La marca del vampiro puede considerarse como una broma del realizador Tod Browning, crear una atmósfera terrorífica para después desmentirlo en las últimas secuencias. Remake de “La casa del terror” (London After Midnight, 1927) del mismo Browning, basado en un argumento propio “El hipnotizador”, con el gran Lon Chaney de protagonista.
Resulta curioso que en primer lugar haya sido producida no por la Universal, sino por la Metro Goldwyn Mayer lo que justifica la presencia de un actor de gran prestigio como Lionel Barrymore al frente del cartel, y que Tod Browning esta vez haya contado con unos medios muy superiores a los de su célebre Drácula repitiendo, eso sí, el gran Bela Lugosi.
No se trata de un film fantástico porque el giro argumental desmiente lo que hemos estado viendo durante el resto del metraje. Por ese motivo la película decepcionó a muchos fans del género pero a medida de que se revisa la película gana puntos.
Tal vez a la Metro, productora de mayor peso que la Universal, no le gustaba el terror, y no me extraño demasiado por ello, por lo que se decidió por este remake. El prestigio de Browning estaba muy dañado por el descalabro (injusto) de Freaks, una película mucho más audaz, por lo que se apostó esta vez por un clasicismo menos incómodo.
Aún así, lo mejor de la película son estas breves secuencias con las apariciones de Bela Lugosi y Carol Borland, siempre lamentaremos que Browning no haya contado con mayor apoyo de los estudios en su adaptación de la novela de Bram Stoker limitándose a rodar la adaptación de una obra teatral de John L. Balderston que simplificaba toda la trama de la misma. Pero el goticismo del realizador convierte estas obras en sublimes.
Por lo que respecta al filme que nos ocupa, el onirismo de las secuencias con Bela Lugosi brillan con una luz inusual, superiores al resto de la película en la que Barrymore nos da una auténtica lección de interpretación, apoyado por otro rostro habitual en el género, el de Lionel Atwill.
Browning no merece caer en el olvido ni en la desmitificación, es mejor autor de lo que se ha reconocido y su obra se merece muchos estudios.

Salvador Sáinz


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