HIJO DE CAIN (2013)

Jesús Monllaó nació en Tarragona en 1967. Es licenciado en Filología Anglo-Germánica y tiene un máster en Producción de Media por el Christ Church University Collage de Canterbury (Inglaterra). Ha escrito, producido y dirigido 3 cortometrajes, todos ellos galardonados tanto nacional como internacionalmente: La Mirada Obliqua (nominado al Goya 2002 como mejor cortometraje de ficción), Gloria (Premio del Jurado en el Lucania Film Fest de Italia en 2002) y El Legado (seleccionado por FNAC para el DVD Los mejores cortos del cine español 2006. En 2007 completa el documental L’efecte Kuleshov, els Rostres de Califòrnia. Hijo de Cain es su primer largometraje.
La película está concebida como una partida de ajedrez, ya que el ajedrez es el tema central alrededor del cual gira el suspenso que mantiene en vilo al espectador durante los noventa minutos de proyección. Muchos espectadores no dominamos las prácticas de este juego que exige mucha concentración, pero no importa para seguir esta compleja trama cuyo argumento da varias vueltas de campana.
En otros tiempos a ese tipo de películas las llamábamos “guiñol”, en referencia a los antiguos teatros de títeres, porque los personajes son manipulados por el realizador para hacernos creer una cosa durante un tiempo de proyección  y repentinamente todo cambia, todo se transforma y lo que hemos visto no era lo que debía ser. En cierto modo esa técnica la usaba Alfred Hitchcock en sus mejores tiempos pero su mayor valedor fue Robert Aldrich en Canción de cuna para un cadáver y ¿Qué fue de Baby Jane?
No voy a entrar más en la trama para no hacerle la pascua al futuro espectador de esta película, modesta de producción como casi todo el cine español contemporáneo y no digamos del catalán. Por cierto la versión catalana se distingue por su inteligencia. El personaje de José Coronado se expresa en castellano, el resto en su mayoría en catalán porque el bilingüismo es una realidad en nuestro país y muchos ciudadanos hemos crecido en familias que se expresan en ambos idiomas. Detesto cuando a nuestros actores les tienen que doblar y nos privan de su voz usándose un catalán académico que nada tiene que ver con el que se habla en la calle.
Mejor me centro en las partidas de ajedrez, porque la película es precisamente eso. Una partida de ajedrez entre el director Jesús Monllaó y el espectador. En algunos momentos se nos hace dudar de lo que hemos visto porque nada es como lo que parece.
Realizado con mucha inteligencia y astucia, Monllaó apunta buenas maneras para rodar thrillers en nuestras costas. Un género que en los últimos años da buenos frutos por parte de nuestros cineastas.   Hijo de Cain es modesta pero no casposa. Un filme de suspenso bien llevado, digno y esperemos que fructífero.

Salvador Sáinz