NYMPHOMANIAC (2013)


NYMPHOMANIAC. Año: 2013. País: Dinamarca. Dirección y guion: Lars von Trier. Reparto: Charlotte Gainsbourg (Joe), Stellan Skarsgård (Seligman), Stacy Martin (Joe adolescente), Williem Dafoe (L), Shia LaBeouf (Jérôme), Jamie Bell (K), Connie Nielsen (madre de Joe), Uma Thurman (Sra. H), Christian Slater (padre de Joe), Mia Goth (P), Udo Kier (camarero). Producción: Louise Vesth. Fotografía: Manuel Alberto Claro. Montaje: Molly Malene Stensgaard. Dirección artística: Alexander Scherer. Vestuario: Manon Rasmussen. Distribuidora: Golem. Estreno en España: Volumen 1 (25 Diciembre 2013) / Volumen 2 (24 Enero 2014). Duración: Volumen 1 (122 min.) / Volumen 2 (123 min.). Género: Drama, erótico.

En este mundo hay muchas clases de personas. Se podría dividir la humanidad de muchas maneras posibles pero hay una que es infalible. La de gente que deja vivir a los demás y la de la gente que no ha vivido y que no deja vivir al prójimo. Eso es debido al tema que nos ocupa, el sexo. Muchas productoras lo han abordado en productos carentes de personalidad y desde un punto de vista cinematográfico carente de interés. Otros casos, como el que nos ocupa, bajo un prisma interesante al que le ha precedido una falsa leyenda negra.
La falsa leyenda negra consiste en que se la acusó de utilizar secuencias muy breves de sexo explícito. No es la primera vez que ocurre en una producción digamos comercial, recordemos Ken Park (2002) de Larry Clark o Shortbus (2006) de John Cameron Mitchell, producciones independientes y transgresoras. En realidad, en Nymphomaniac sí hay escenas breves de sexo explícito, y muy descaradas, pero desde mi punto de vista no es un hecho negativo si positivo, es un hecho y punto.
Vivimos en una sociedad en la que a causa de las diferentes religiones, unas más que otras, todo hay que decirlo, se considera el sexo un fuerte tabú y como en la penitencia está el castigo, al ser considerado transgresor se ha convertido en negocio porque lo prohibido se convierte enseguida en negocio que, sin dudarlo, es generalmente poco limpio no por el asunto del folleteo sino por tolo lo que comporta.
Po ese motivo considero que es una falsa leyenda negra. Sí existen esas escenas, pero no las considero negativas de ningún modo ya que añaden fuerza al relato que nos ocupa.
En la película, dividida en dos mitades muy largas, nos encontramos la historia de una mujer ninfómana. En nuestra sociedad puritana es una anomalía, pero Lars Von Trier comienza la película con unas escenas en la que dicha mujer, Joe (Charlotte Gainsbourg) nos cuenta su vida. En la primera entrega su infancia y juventud, en la segunda su madurez.
La pirueta consiste en que está narrada a través de un diálogo entre dos personas anómalas, Joe y su interlocutor, un hombre maduro Seligman (Stellan Skarsgård) que todavía es virgen a causa de la represión o mejor dicho de la auto represión. Son dos personas condicionadas por el entorno que no les deja realizarse como personas.
Por un lado los miedos provocan la soledad de Seligman y su forzada castidad, por el otro la rebelde Joe que se ve asimismo estigmatizada, maltratada y perseguida por la misma sociedad a causa de su adicción al sexo. Ambos son dos caras de una misma moneda.
La sociedad gusta de reprimirse pero también, y sobre todo, de reprimir a los demás provocando frustración, alienación y sufrimiento. Seligman representa la persona que vive sometida al sistema represor, pero Joe es la rebelde, la transgresora. La ninfómana en definitiva.
A lo largo de las dos entregas conocemos la evolución de ese personaje que acaba por aceptarse a sí misma, de amarse tal como es y de afirmarse frente a un sistema que le es hostil. La narración de Lars Von Trier es fluida aunque la película haya tenido una pésima distribución comercial. Las majors son el actual Tribunal de la Santa Inquisición que no recurre ni a la tortura (bueno, muchas de sus películas sí son una tortura) pero sí a la hipócrita asfixia económica de aquellos que tratan de ir por libre en un mundo cada vez más controlado por el dinero.

Salvador Sáinz