THE ARTIST (2011)

Muchas películas que tratan de la época del cine mudo como Cantando bajo la lluvia o The Hollywood Cavalcade cuentan el trauma del estreno de El cantor de Jazz que terminó bruscamente con un idílico mundo donde todos eran felices. Esa idealización romántica del cine mudo no es gratuita, porque el cine silente siempre tuvo una magia especial. El romanticismo que destilaban sus imágenes jamás fue superado.
El cine sonoro era más realista. En la primera década supuso un considerable atraso técnico porque la maquinaria era muy complicada y no permitía realizar filigranas visuales.
En The Artist recuperamos una vez más dicha época, pero paradójicamente no se recurre ni al color ni al sonoro para explicarla sino al blanco y negro y al silencio. ¿Explicar una película sonora con rótulos? Puede parecer una insensatez.
El valor de The Artist radica en que no sólo recupera una técnica ya obsoleta, sino aquella magia, aquel romanticismo de antaño. Nos encontramos además con una bella historia de amor entre una estrella declinante y otra ascendente.
El protagonista recuerda mucho a Douglas Fairbanks, estrella incuestionable del cine mudo, cuya fama declinó al llegar el sonoro por varios motivos. Cambio del gusto del público en primer lugar. La llegada del sonido coincidió con su madurez en la que ya no podía realizar las proezas acrobáticas del pasado. Ya se sabe que los acróbatas tienen una vida artística corta, enseguida se hacen mayores y se ven desplazados por otros más jóvenes.
El siempre sonriente héroe de la pantalla se ve de la noche a la mañana en la calle, viviendo el  infierno de la marginación y de la soledad.
La parte final de la película recuerda el estilo David Wark Griffith, quien por si nadie lo sabe fue quien inventó el suspenso.
Los actores están perfectos en sus papeles. La actriz argentina Bérénice Bejo está perfecta en el rol de la estrella ascendente que trata de buscar su sitio en la industria del cine escalando peldaño a peldaño. Jean Dujardin es un perfecto émulo de Douglas Fairbanks. Mención especial se merece el perro Uggie, un Terrier, que añade una nota simpática a la película.  

Salvador Sáinz