EL GATO CON BOTAS (2011)

El gato con botas es un cuento popular europeo, recopilado en 1697 por Charles Perrault en su Cuentos de mamá ganso (Contes de ma mère l'Oye) como El gato maestro y anteriormente en 1634 por Giambattista Basile como Cagliuso.
Pero anteriormente se publicó La Gatomaquia, un poema épico burlesco de Lope de Vega, que fue publicado un año antes de su fallecimiento, en 1634, bajo el pseudónimo de Tomé de Burguillos
La versión cinematográfica se inició incluyéndolo como personaje secundario en Shrek 2 (2004) y siguientes hasta llegar hasta este spin off dirigido por Chris Miller.


El Gato con Botas 3D. Título original: Puss in Boots. Dirección: Chris Miller. País: USA. Año: 2011. Duración: 90 min. Género: Animación, aventuras, comedia, familiar. Doblaje original: Antonio Banderas (Gato con Botas), Salma Hayek (Kitty Zarpassuaves), Zach Galifianakis (Humpty Dumpty), Billy Bob Thornton (Jack), Amy Sedaris (Jill), Guillermo del Toro (comandante/hombre del bigote), Constance Marie (Imelda). Guion: Tom Wheeler; basado en un argumento de Brian Lynch, Will Davies y Tom Wheeler. Producción: Joe M. Aguilar y Latifah Ouaou. Música: Henry Jackman. Montaje: Eric Dapkewicz. Dirección artística: Guillaume Aretos. Distribuidora: Paramount Pictures Spain. Estreno en USA: 28 Octubre 2011. Estreno en España: 25 Noviembre 2011. Calificación por edades: Apta para todos los públicos.

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La película de Chris Miller que nos ocupa, El gato con botas, tiene un marcado acento español. Tanto esta saga como la cuarta entrega de Piratas del Caribe inciden en lo hispano que está adquiriendo un solido prestigio alrededor del mundo menos en nuestro país y, sobretodo, en las llamadas comunidades históricas. Pero no voy a entrar en polémicas porque se harían eternas y finalmente aburridas.
Esta película, pese a ser una precuela o spin off de Shrek tiene su gracia y su punto de originalidad. En primer lugar porque está concebido como un western que en algunos aspectos nos recuerda a Sergio Leone y en otras a las aventuras de El Zorro o de El Coyote. Por otra parte se recurre a métodos narrativos de los años sesenta como partir la pantalla en varios planos distintos, dividida en pequeños cuadros, como hacía Sam Peckinpah en La balada de Cable Hogle por citar un ejemplo.
El personaje felino, la gata Kitty, que lucha en igualdad con su compañero masculino, es una concesión a lo políticamente correcto muy moda en la actualidad en la que se presentan heroínas que comparten las aventuras corriendo toda clase de peligros, siempre con una eficacia fuera de lo normal. Pero los héroes en realidad son seres mucho más complejos que saltar de tejado en tejado para salvar un pueblo de un peligro irremediable.
Parece ser que la valía de un ser humano, aunque sea disfrazado de un gato, se mide por la destreza con la espada y la contundencia de los puños y no en otras facetas mucho más filantrópicas e interesantes. Pero no vamos a ser aguafiestas. El gato con botas está concebido como un espectáculo cuya misión es la de divertir al público infantil y al adulto que con la excusa de llevar a los niños de la familia se lo pasan en grande sin tener que avergonzarse por acudir a la visión de un filme que en teoría está reservado a la gente de menor edad.
En este sentido, la cinta de Chris Miller es irreprochable. La acción no decae ni un sólo segundo, los personajes tienen su gracia, como ese patético Humpty Dumpty (conocido en español como Zanco Panco) escapado de A través del espejo y lo que Alicia encontró allí de Lewis Carroll, y que es un ser pedante y pretencioso.
La pareja protagonista tiene química, encajan bien el uno con el otro, Gato y Kitty podrían iniciar una nueva saga. A pesar de lo políticamente correcto, la felina tiene sus puntos interesantes como esa ambig:üedad moral y enigmática que enriquecen su carácter.
La aventura recuerda argumentalmente a Jack y las habichuelas mágicas de Hans Christian Andersen y a La gallina de los huevos de oro, una fábula atribuida a Esopo.Todo un alarde de erudición. Le debemos agradecer a los responsables de la película que se hayan acordado de estos cuentos que en las últimas décadas languidecían en el baul de los olvidos.
Un buen espectáculo para espectadores sin complejos.

Salvador Sáinz



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