LA MONTAÑA RUSA (2011)

Al abajo firmante le desagradan las críticas negativas pero a veces no hay otra alternativa. Dicen que reventamos películas, eso no es cierto. Las películas se revientan solas. Los escritores cinematográficos muchas veces nos equivocamos, tenemos gustos personales y lo que atrae a uno desagrada a otro.  La montaña rusa tiene pocos puntos salvables. No tiene el look de comedia casposa del cine español de otros tiempos, no salen paletos ni reprimidos sexuales, pero en los últimos años los frikkies han campado a sus anchas.
En la última década el cine más casposo, torpe y estúpido ha sido objeto de reivindicaciones absurdas pero en el caso que nos ocupa su defecto es el aburrimiento. No se sabe muy bien por qué han realizado la película que no añade ninguna gloria a sus actores salvo el poder añadir algún dinero a sus cuentas corrientes y poder vivir una temporada. Me parece bien que el equipo artístico y técnico se gane la vida porque me parece legítimo y loable.
Pero ese título se cae por su propio peso. Trata de un triángulo, no de un trío. Apunto brevemente esta precisión para aclararlo al lector.
Un trío es una relación consentida entre tres personas que se acuestan juntas. Una relación legítima, que puede ser gratificante y enriquecedora con los compañeros/as adecuados/as. El triángulo es cuando una persona tiene relaciones simultáneas con otras dos a las que engaña y perjudica. Este es el caso de La montaña rusa. Una mujer violinista se reencuentra con dos compañeros del colegio. Uno es la pareja perfecta, “el hombre de su vida” pero al parecer flojo en la cama y por ese motivo tiene relaciones con el otro porque ese sí es una especie de semental. Para la mujer la situación es perfecta pero los dos compañeros no están de acuerdo y acabarán de forma violenta.
Eso es todo. Una historia de celos y coscorrones sosa e insípida. Verónica Sánchez (y sus compañeros de reparto también) nos regala algunos desnudos que ni siquiera han movilizado a sus fans, es una actriz que gusta a bastante gente pero el papel no da para más.
La montaña rusa no aporta nada al cada vez más desprestigiado cine español que se hunde sin remedio por la crisis, la presión de las multinacionales y la falta de imaginación de los principales creativos que durante años se han repartido un pastel cada vez más indigesto.

Salvador Sáinz