EL LEGADO DE BOURNE (2012)

El legado de Bourne es una película de las llamadas multinacionales con todos sus defectos y sus virtudes. Es una película que está bien realizada desde un punto de vista técnico. Todos los profesionales que han colaborado en la misma se han ganado el pan honradamente y han cumplido brillantemente con su labor.
Desde un punto de vista artístico es ya harina de otro costal. La película no pretende nada al respecto y evidentemente no tiene nada. Nos encontramos pues ante un sólido producto de la industria del entretenimiento, quien quiera ver arte más le vale no perder el tiempo. En cabeza de cartel nos encontramos a Rachel Weisz, la protagonista de Ágora que no ha machacado las taquillas pero como película me gusta mil veces más que la presente. Es otra forma de ver el cine. Imaginamos que la actriz habrá intervenido para sanear su economía, la vida artística de un actor hollywoodense es muy corta. Cuando es joven se hinchan a trabajar y a ganar el máximo dinero posible y hacen muy bien. Cuando maduran se les aparta y se les relega a papeles secundarios como los de Albert Finney y Stacy Keach, siendo los más afortunados, porque otros simplemente “desaparecen” para siempre. Hollywood tiene mala memoria y “olvida” con facilidad.
Stacy Keach fue el mítico y falocrático Mike Hammer de la serie de los 80. Tan falocrática que hasta daba risa. Incluso tuvo un infarto por exceso de trabajo y los médicos le obligaron a adelgazar por lo que en las últimas temporadas aparece como una sílfide. Le vimos en Duelo a muerte en OK Corral  (1971),  Los nuevos centuriones (1972), El juez de la horca (1972),  Forajidos de leyenda (1980) y muchas más, era un rostro muy habitual en los setenta y ochenta. Para mí ha sido una sorpresa muy grata volvérmelo a encontrar en una película actual.
Por lo que respecta a El legado de Bourne, uno echa de menos al gran Alfred Hitchcock que estas películas sí sabía ponerle arte, gracia y salero. Hay secuencias excelentes como la persecución en moto por Manila (Filipinas). Todo es mecánico, pero bien realizado. No hay sorpresas, los personajes son muy planos. Los momentos de acción son los mejores, los más sólidos y los más logrados. Es como ir al circo para ver piruetas y complacerá a quien le gusten están películas. Ya se sabe que todas las cintas tienen su público y les dan lo que éste les pide. Todo lo demás es superfluo.

Salvador Sáinz