SKYFALL (2012)


SKYFALL. AKA: 007 Skyfall / Bond 23. Año: 2012. Países: Reino Unido y USA. Dirección: Sam Mendes. Interpretación: Daniel Craig (James Bond), Judi Dench (M), Bérénice Marlohe (Sévérine), Javier Bardem (Silva), Ralph Fiennes (Gareth Mallory), Ben Whishaw (Q), Naomie Harris (Eve), Helen McCrory (Clair), Albert Finney (Kincade), Ola Rapace (Patrice). Guion: John Logan, Neal Purvis y Robert Wade; a partir de los personajes creados por Ian Fleming. Producción: Barbara Broccoli y Michael G. Wilson. Música: Thomas Newman. Fotografía: Roger Deakins. Montaje: Stuart Baird. Diseño de producción: Dennis Gassner. Vestuario: Jany Temime. Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España. Estreno en Reino Unido: 26 Octubre 2012. Estreno en España: 31 Octubre 2012. Duración: 143 min. Género: Acción, thriller.

Casino Royale (2006) de Martin Campbell, la desastrosa Quantum of Solace (2008) de Marc Forster y Skyfall (2012) de Sam Mendes componen, de momento, la trilogía sobre el agente 007 protagonizado por el actor Daniel Craig, el primer Bond rubio, el primero nacido (1968) después de la franquicia fílmica (1962) y el primero después la muerte de su creador, Ian Fleming (1964). Lejos estamos de los años gloriosos de Roger Moore y sobretodo de Sean Connery que tocaron el techo de la serie. Sus sucesores nada bueno han rodado sobre el personaje a pesar de los esfuerzos de Timothy Dalton y el buen hacer de Pierce Brosnan. En cuanto a Craig cumple con su labor pero ya se sabe que el cine es una labor de equipo y que de nada sirve realizar tu trabajo con brillantez cuando el equipo creativo es prácticamente nulo.
Tal vez Skyfall sea la menos mala de las tres. De la esencia de Ian Fleming ya no queda nada, los tiempos han cambiado y la guerra fría quedó atrás. Los tiempos de SPECTRA (Ejecutivo Especial para Contraespionaje, Terrorismo, Venganza y Extorsión) y de Ernst Stavro Blofeld ya se han superado. Como bien dice M (Judy Dench) vivimos tiempos en que los enemigos se mueven en la sombra.
En eso tiene razón. En esta crisis económica se demuestra que por encima de nuestros gobernantes, elegidos democráticamente, existen otros mandamases a los que nadie ha votado que están por encima de ellos. Sus intereses, sus órdenes son obedecidos sin pestañear a costa de abolir todos los derechos sociales conseguidos en 150 años de lucha obrera.
Un enemigo que no tiene rostro, que se esconde tras misteriosas siglas y que nadie conoce. De hecho lo mejor de Skyfall es dicha metáfora.
Lo mejor es que en esta ocasión nos parece un filme de transición, como si quisieran olvidar los últimos Bonds políticamente correctos y mortalmente aburridos de las últimas décadas que aparecieron tras la jubilación de Roger Moore. Conocemos a un nuevo M (Ralph Fiennes), un nuevo Q (Ben Whishaw) y una nueva Eve Moneypenny (Naomi Harris) que por cierto es negra además de guapa. ¿Le querrán buscar novia fija a James Bond? La presunta chica Bond Bérénice Marlohe muere enseguida y su personaje carece de identidad. En cambio la nueva Moneypenny está mejor trazado y parece que se quedará en la serie.
Llegamos al capítulo del villano. Javier Bardem, un actor español, cuya aparición ha sido muy aireada por la prensa olvidándose a otros actores  compatriotas nuestros que le han precedido como Fernando Guillén Cuervo (en la infame Quantum of Solace) y Simón Andreu (Muere otro día). No es el mejor villano como se ha dicho, prefiero Christopher Lee (El hombre de la pistola de oro) que tocó el techo de los malvados de este serial, sin embargo Javier borda su personaje y, eso sí, es uno de los más brillantes de estos cincuenta años de la famosa franquicia.
Estos filmes citados, protagonizados por Daniel Craig, carecen de la magia de los títulos protagonizados por Sean Connery. Ese humor británico, esa ironía, esa fantasía está ausente. Todo son carreras, “ritmo frenético” que acaba por aburrir dado el excesivo metraje. El malo tarda mucho en salir. En cierto modo me recuerda una anécdota de Groucho Marx a quien un periódico le encargó la crítica de un libro, el genial cómico se la envió con una nota “he tenido tanto trabajo en escribir la crítica que no he podido leer el libro ¿de qué trata?”.
Los actores se pasan toda la película corriendo y saltando como si fueran cabras montesas que al final no hemos podido enterarnos de que va el argumento. Mucho artificio y poco guión. Este es el defecto de numerosas cintas de las últimas décadas.  

Salvador Sáinz