EL BOSQUE/EL BOSC (2012)


EL BOSQUE. Título original: EL BOSC. Año 2012. País: España. Dirección: Óscar Aibar. País: España. Año: 2012. Interpretación: Àlex Brendemühl (Ramón), Maria Molins (Dora), Pere Ponce (Coixo), Tom Sizemore (Pickett), Josep Maria Domènech (Fusteret), Benjamin Nathan-Serio (brigadista). Guion: Albert Sánchez Piñol. Producción: Ramon Vidal. Música: Albert García Demestres. Fotografía: Mario Montero. Montaje: Bernat Vilaplana. Dirección artística: Irene Montcada. Productora: Fausto Producciones Cinematográficas / Televisió de Catalunya (TV3) / Televisión Española (TVE). Distribuidora: Emon. Estreno en España: 14 Diciembre 2012. Duración: 98 min. Género: Drama, fantástico.

La acción de este filme fantástico está centrada en el Bajo Aragón, en la llamada Franja de Teruel que limita con Tarragona. Una de sus grandes peculiaridades es el idioma, un catalán antiguo con influencias aragonesas y valencianas. Resulta curiosa la utilización de esta variante del idioma que provoca un cierto desconcierto. Se rodaron cinco semanas en la masía de Can Vinyals (cerca de Vila-Rodona en Tarragona) para rodar los interiores de la masía y el bosque, y una semana en el pueblo de Arnes (Terra Alta-Tarragona) para rodar el pueblo y los exteriores naturales.
No explico este detalle porqué sí. Durante años los productores y los pretendidos “entendidos” de cine se emperran en que no se pueden rodar películas “localistas” en nuestro país. Es decir. Coges la trama de El bosque, la ambientas en un rancho de Arizona con bandidos en vez de anarquistas y entonces considerarán que estamos ante un filme internacional apto para la exportación. Pero si se ambienta en una masía de la Franja de Teruel entonces te dicen que es localista, que no interesa al resto del mundo y, según mi opinión, eso es completamente falso. Una trama ubicada en cualquier punto de la geografía mundial puede ser interesante, pero como los españoles somos un pueblo de acomplejados (y no digamos los catalanes) parece que nos avergonzamos de ser lo que somos como si fuésemos un país de catetos subdesarrollados e indignos.
Óscar Aibar ha huido pues de ese tópico. Todo un acierto desde mi punto de vista. Igual ocurre con ubicar la historia en la pasada y ya lejana Guerra Civil española que tanto molesta, y con bastante razón, a parte de nuestro público porque el cine patrio siempre ha dado una visión partidista y maniquea de la contienda que enfrentó hermanos contra hermanos. Ese maniqueísmo lo han padecido tanto los franquistas como los demócratas que rodaron su visión de estos desdichados acontecimientos.
Los “malos” son siempre los “otros”. Durante el franquismo los villanos eran los comunistas y los republicanos, seres que miraban de forma extraña con ojos cejijuntos y declamaban como si tuvieran una úlcera en el estómago. En la democracia parece que las derechas eran todos unos psicópatas terribles.
En El bosque afortunadamente no se cae en el tópico aludido.  La trama nos presenta una masía, en ella hay unos árboles que en las noches de San Lorenzo y San Blas aparece una extraña esfera azul que nos lleva a otra dimensión. La masía es muy sencilla. Resulta curioso pero los anarquistas del pueblo, gentes de la CNT-FAI tratan al propietario de dicha masía como si fuese un magnate poseedor de una gran fortuna cuando en realidad no es más que un modesto campesino. En realidad todo está motivado por un asunto de faldas.
El líder de los anarquistas es un cojo, un poeta mediocre y resentido que busca más la venganza personal que la justicia. Los hechos eran muy frecuentes en aquel desdichado tiempo en que tanto un bando como otro cometieron infinidad de injusticias.
Es decir Aibar rehúye el clásico maniqueísmo inherente a la visión que el cine español ha dado de la guerra civil que todo lo reduce a una cuestión metafísica, buenos contra malos, siendo los villanos quienes piensan diferente olvidándose que en muchos ocasiones tras una aparente desinteresada ideología política se esconden intereses económicos y personales.
En todo ese ambiente realista, el director –basado en un relato de  Albert Sánchez Piñol- introduce un elemento misterioso, fantástico, perturbador que no vamos a desvelar para no perjudicar la sorpresa al futuro espectador.
A pesar de que su carrera comercial no es brillante, la película hubiera merecido una oportunidad de haber sido tratada con mayor justicia. El bosque es un buen ejemplo de buen cine fantástico español, válido por su originalidad. Porque no cae en el cine de imitación, mal endémico de las películas españolas de este género, ni en los tópicos al uso.

Salvador Sáinz