Pasada la época de los grandes musicales y de los grandes estudios, la Metro ya estaba en crisis financiera en aquel tiempo, George Sidney comenzó a trabajar para otras productoras o como cineasta independiente. Con Cita en las Vegas regresa a la Metro pero ya no están ni Arthur Freed ni Louis B Mayer. Por otra parte este musical es distinto a los de su época dorada. Sidney debe afrontar un musical digamos pop con el Rey del Rock Elvis Presley y montar un filme para su lucimiento. Resulta curioso pero Sidney previamente había dirigido Un beso para Birdie en donde se parodiaba al propio Elvis poniéndole en ridículo. Ann Margret entonces una jovencita adolescente era una de sus más ardientes fans apareciendo modosita y asustadiza.
En cambio la pelirroja sueca no más salir en pantalla en el presente filme luce unos shorts ajustadísimos impresionantes exhibiendo una figura sexy, una transformación que dejó embobado al propio Presley y de paso a todo el público.
Está claro que la emergente estrella deseaba dejar atrás su imagen recatada y a parecer como una bomba sexual que por cierto se come toda la película y anula a su oponente masculino.
Concebida como vehículo para lucimiento del popular cantante, pero un actor grisáceo y carente de expresión, Cita en las Vegas acaba por convertirse en un festival Ann Margret, ella llena la pantalla quizá porque su oponente es débil.
Elvis Presley como cantante fue extraordinario, dotado de una rebosante personalidad, pero en el cine no se movía con la misma seguridad. No era lo suyo. En cambio Ann Margret estaba como pez en el agua soltándose la melena a sus anchas. En sus anteriores apariciones cinematográficas tenía oponentes de gran calidad artística como Glenn Ford, Bette Davis, Janet Leigh o Dick Van Dyke, pero en este caso no es así por lo que carece de obstáculos para sobresalir y lucir todo su talento.
Es significativo que se pasa toda la película en traje de baño o luciendo piernas con sus ajustadísimos shorts, recuerda a la presente Miley Cyrus luchando para abandonar su imagen ñoña de Hannah Montana, pero por desgracia la aparición de Ann Margret en las pantallas coincidió con el declive del musical por lo que sus apariciones en este género iban ser contadas y los títulos que le tocó en suerte desmerecieron mucho de sus expectativas por lo que terminó actuando en directo en Las Vegas y lugares semejantes.
Por el contrario George Sidney se adapta perfectamente al musical moderno, es decir al musical pop. Cita en las Vegas es más una película con canciones que un musical puro que muchos confunden. Las canciones no se integran en el argumento, son un punto aparte. Con todo consigue que éste sea el mejor título de Elvis Presley y destaca sobretodo en la secuencia de las carreras de coches muy bien filmadas en helicóptero.
Salvador Sáinz
