FUEGO DE JUVENTUD (1944)

Clarence Brown


Fuego de juventud. Título original: National Velvet. Año: 1944. País: Estados Unidos. Director: Clarence Brown. Reparto: Mickey Rooney, Donald Crisp, Elizabeth Taylor, Anne Revere, Angela Lansbury, Jackie 'Butch' Jenkins, Juanita Quigley, Arthur Treacher, Reginald Owen, Norma Varden, Terry Kilburn, Arthur Shields, Aubrey Mather, Alec Craig, Billy Bevan. Guión: Helen Deutsch, Enid Bagnold. Música: Herbert Stothart. Fotografía: Leonard Smith. Productora: Metro Goldwyn Mayer. Duración: 124 min. Género: Drama | Cine familiar. Deporte. Animales. Caballos. Hípica. Premios: 1945: 2 Oscars: Mejor actriz de reparto (Anne Revere). montaje.

Fuego de juventud es el típico cine familiar de la Metro, repleto de buenos sentimientos e intenciones. Su moral evidentemente conservadora pero con toques progresistas. Una chica quiere competir en una gran carrera de caballos, gana y es descalificada por su género sexual. Como película está muy bien narrada, es técnicamente irreprochable. Los actores te pueden gustar o no. A mucha gente Mickey Rooney les puede parecer irritante, Elizabeth Taylor de niña algo cursi pero sabían llegar a su público. Por cierto, cuando la Taylor se disfraza de chico para participar en la carrera está más atractivo que de chica porque en estas secuencias no es empalagosa.
Clarence Brown sabe llevar la película con buen pulso, trata de neutralizar su exceso de dulzura tan propio de la Metro de la época. El mundo estaba en guerra y era necesario promover historias positivas que estimularan a un público angustiado y deprimido por las circunstancias históricas que estaban viviendo.
Además la Metro tenía un excelente plantel de secundarios como la oscarizada Anne Revere, Angela Lansbury, Donald Crisp, Reginald Owen (el almirante Boom de Mary Poppins) y Billy Bevan (leyenda del cine cómico mudo que sobrevivió con cortos papeles en numerosas películas).  Sus técnicos son todos irreprochables. El color es demasiado chillón, propio del Technicolor de la época, supervisado por Natalie Kalmus, la esposa de Herbert T. Kalmus, inventor de este procedimiento de cine en color que dio mucho brillo en las primeras décadas de su utilización.
Los momentos de drama y de comedia están muy bien combinados. Pero la Metro deja entrever una filosofía. Cada acontecimiento en la vida tiene su momento y una vez transcurrido es necesario pasar página y ocuparse de  lo que va a venir.
La protagonista tiene un sueño, ganar una carrera pese a que está prohibido por una ley absurda. Y el sueño se hace realidad. Una vez realizado se deja en el recuerdo porque la vida no se acaba ahí y nuevas experiencias venideras están al llegar.

Salvador Sáinz


Correo