EL VIENTO (1928)


EL VIENTO. Título original: The Wind. Año: 1928. País: Estados Unidos. Director: Victor Sjöström. Intérpretes: Lillian Gish, Lars Hanson, Montagu Love, Dorothy Cumming, Edward Earle, William Orlamond. Guión: Frances Marion (Novela: Dorothy Scarborough).. Fotografía: John Arnold (B&W). Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Duración: 94 min. Género: Melodrama, drama, cine mudo

Victor Sjöström nació el 20 de septiembre de 1879 en Silbodal, Värmland, como Victor David Sjöström. A la temprana edad de 1 año, su familia se trasladó a la ciudad de Nueva York, viviendo en Brooklyn. A los 7 años su madre falleció y la familia retornó a Suecia, asentándose en Estocolmo. En 1921 dirigió La carreta fantasma, famosa obra de cine fantástico mudo, y en 1924 se traslada a Hollywood llamado por Louis B. Mayer para que trabaje en la recién creada productora Metro Goldwyn Mayer.
Como no se adoptó a la industria hollywoodense a la llegada del sonoro decidió volver a Estocolmo reiniciando su carrera como actor En 1957 protagoniza Fresas salvajes, una de las obras más importantes de Ingmar Bergman. Murió en Estocolmo el 3 de enero de 1960 a la edad de 80 años.
El viento está basado en una novela de Dorothy Scarborough, y está considerada la última obra maestra del cine mudo. Una película que en su día fracasó en taquilla y fue pisoteada por la crítica que consideró exagerada la interpretación de  Lillian Gish, pero el tiempo es uno de los mejores historiadores cinematográficos y finalmente la película está ya libre de los condicionamientos de la época. Vista en su contexto era evidente que los gustos del público cambiaron en aquellos años y se decantaron hacia otra clase de espectáculos quedándose títulos como el presente  obsoletos de la noche a la mañana.
La presión de los exhibidores que se negaban a proyectar la película si no se cambiaba el trágico final motivó que se rodara otro alternativo que es el que conocemos. En la actualidad el cine sonoro es una realidad, no una novedad y no causa asombro una película por el mero hecho de que los actores hablen.
Por eso, El viento se ve con otra perspectiva con un público distinto Un público más culto que es quien se interesa por las películas mudas ya que el palomitero  sólo se interesa por un cine comercial que no es el preferido en esta web.
Rodada en un desierto de California a altas temperaturas, la Metro contrató unos gigantescos ventiladores para lanzar arena y crear la sensación de ese viento devastador que es protagonista de la película. En septiembre de 1960, estando en Laredo (Cantabria) donde el novel Sergio Leone rodaba El coloso de Rodas, pude ver unos artefactos similares. Unos gigantescos ventiladores al que unos técnicos echaban tierra que se esparcía por el viento creando el efecto de una ventisca descomunal.
En El viento, gracias a una inteligente fotografía en blanco y negro,  se crea un importante efecto dramático. Una naturaleza adversa, salvaje, en la que una muchacha se siente perdida al no estar acostumbrada a estas inclemencias. Una naturaleza agresiva, violenta. Escenas en que la gente atemorizada que se esconde en un sótano cada vez que llega un ciclón son fe un fuerte dramatismo.
Además de las inclemencias del tiempo tenemos otros problemas más humanas. Una joven bella en un paraje hostil. Varios hombres la pretenden. La mujer de su primo, su pariente más cercano, siente celos de ella. Teme su rivalidad. La chica se siente desorientada, por presiones de esta mujer acepta casarse aunque deba ser el azar quien elija el marido. Todo un drama humano se desencadena, pero el desarrollo de los acontecimientos pondrá finalmente las cosas en su sitio.
El impacto de las imágenes impresiona. Sjöström crea un clima de desesperación, soledad e indefensión ante el hostil entorno. Es lástima que la pésima aceptación comercial haya provocado que el director sueco no haya tenido continuidad en Hollywood por lo que su carrera terminó bruscamente de forma injusta.

Salvador Sáinz