EL HIJO DE ESPARTACO (1963)

SERGIO CORBUCCI


EL HIJO DE ESPARTACO. Título original: Il Figlio di Spartacus Año: 1963. País: Italia. Director: Sergio Corbucci. Intérpretes: Steve Reeves, Jacques Sernas, Gianna Maria Canale, Claudio Gora, Ombretta Colli, Roland Bartrop, Franco Balducci, Enzo Fiermonte. Guión: Adriano Bolzoni, Bruno Corbucci, Giovanni Grimaldi. Música: Piero Piccioni. Fotografía: Enzo Barboni. Duración: 98 minutos. Productora: Titanus / Metro Goldwyn Mayer. Género: Aventuras | Antigua Roma. Esclavitud. Histórico

El gran éxito de Espartaco de Stanley Kubrick no podía quedar sin respuesta y la productora Titanus especializada en péplums marchó a Egipto para rodar su pertinente secuela. El hijo de Espartaco y Lavinia, tras la huida de ésta a Egipto, se hace mayor y crece como centurión romano hasta descubrir su origen organizando una revuelta contra el propio Marco Licinio Craso. La diferencia entre ambas películas es abismal. Stanley Kubrick es un director genial que dispuso de un onerosos presupuesto, esta producción es modesta y Sergio Corbucci un honrado artesano que cuenta con muchos seguidores porque rodó títulos honestos de diferentes géneros.
Es la diferencia que hay entre una obra maestra y una película simpática. El guión es ingenuo, el cónsul romano Craso es mostrado como un tipo ridículo, muy diferente del férreo dictador que nos mostró Kubrick. La diferencia entre el guapo y eficaz Steve Reeves con el legendario Kirk Douglas es evidente.
El hijo de Espartaco no es una mala película, es modesta, es agradable, es honrada. Carece de pretensiones y sus profesionales han realizado su trabajo lo mejor que han sabido, se han esforzado en crear un buen espectáculo y en un discurso para defender la libertad de los individuos que pueblan este planeta siempre sojuzgados por los tiranos de turno, entonces era el Imperio Romano y en la actualidad los grandes poderes financieros. Pero a fin de cuentas, aunque la esclavitud y la opresión ha cambiado de fachada sigue siendo la misma.
Corbucci nos ofrece un final reconciliador, centrista, los romanos no son tan malos, sólo el perverso Craso.
Los paisajes egipcios ofrecen un atractivo adicional. Corbucci se tomó muy en serio su película y luchó como un jabato para llevarla a buen puerto. Sus esfuerzos no fueron baldíos, El hijo de Espartaco es película de culto para los amantes del péplum.

Salvador Sáinz