PRINCE OF PERSIA: LAS ARENAS DEL TIEMPO



Prince of Persia: Las Arenas del Tiempo. Título original: Prince of Persia: The Sands of Time. País: USA. Año: 2010. Dirección: Mike Newell. Interpretación: Jake Gyllenhaal (Dastan), Gemma Arterton (Tamina), Alfred Molina (jeque Amar), Ben Kingsley (Nizam), Steve Toussaint (Seso), Toby Kebbell (Garsiv), Richard Coyle (Tus), Ronald Pickup (rey Sharaman), Reece Ritchie (Bis). Guión: Doug Miro, Carlo Bernard y Boaz Yakin; basado en un argumento de Jordan Mechner sobre la saga de vídeojuegos “Prince of Persia”. Producción: Jerry Bruckheimer. Música: Harry Gregson-Williams. Fotografía: John Seale. Montaje: Martin Walsh, Mick Audsley y Michael Kahn. Diseño de producción: Wolf Kroeger. Vestuario: Penny Rose. Duración: 117 min. Género: Acción, aventuras, fantástico, romance. Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Pictures Spain. Estreno en USA: 28 Mayo 2010. Estreno en España: 21 Mayo 2010.

El príncipe de Persia fue uno de los videojuegos más famosos de los antiguos ordenadores. Era lo que se llama un juego de tercera persona, un personaje manipulado mediante el teclado que lucha según nuestras propias habilidades. Las dos primeras entregas, las “clásicas”, Prince of Persia (1989) y Prince of Persia 2: The Shadow and the Flame (1993), marcaron un hito en ordenadores y consolas de todo el mundo. Eran en 2 D, es decir animación tradicional.
Los tiempos cambiaron, apareció la 3D y la primera entrega del famoso príncipe en este formato, Prince of Persia 3D (1999), fue todo un fracaso que estuvo a punto de hacerle desaparecer del mercado.
Aparecieron otros videojuegos que cobraron mayor protagonismo, Tomb Raider y Assassin’s Creed, dos excelentes sagas que encabezaban las listas de ventas en todo el mundo. Pero la empresa Ubisoft de Quebec, creadora de este último, decidió comprar los derechos a Jordan Mechner, autor de la saga, y reiniciarla con otra tanda que ha revitalizado la serie convirtiéndola en una de las más populares en todo el planeta: Las Arenas del Tiempo (2003), El Alma del Guerrero (2004), Las Dos Coronas (2004), Las Arenas Olvidadas (2010) que conforman la saga de las arenas del tiempo, y Prince of Persia (2008) que es el inicio de una saga nueva.


El éxito del videojuego dio origen al proyecto de un largometraje de aventuras que ha sido mal recibido por la crítica internacional que siempre tiene enormes prejuicios hacia las películas con efectos especiales espectaculares. De hecho es la monserga de siempre desde que se inventó el cine que en su principio fue tildado de barraca de feria, cuando se inventó el sonoro se despotricó contra el nuevo inventó y se ensalzó el mudo, denostado hasta la fecha. Al inventarse el color lo mismo, ensalzamiento del blanco y negro y desprecio de la nueva técnica. Se repitió lo mismo con el Cinemascope, la Vistavisión, el cinerama, el Todd-Ao, la Top Motion y la 3D.
Cuando las películas machacadas han pasado de actualidad se convierten en clásicas, entonces son analizadas desde otra perspectiva y son exageradas sus virtudes haciendo pasar por genial lo que antes fue tildado de mediocre o más concretamente de nulidad. Por eso es habitual que no preste demasiada atención a los comentarios de ciertos profesionales y lo analice todo en función de mis propios criterios que son personales y no están supeditados a las modas del momento que resultan ser efímeras.
El principal problema que tienen estas películas, olvidándonos de los prejuicios de la crítica oficial, radica en que los videojuegos que tienen ya una estructura cinematográfica se caracterizan por una ambientación, tienen personalidad propia, y al ser trasladados al cine estas señas de identidad se pierden y provoca desilusión entre los seguidores de las mencionadas sagas.
Sin embargo, en la película del veterano Mike Newell, sí se conserva el espíritu del videojuego. El príncipe, que no es de sangre real sino adoptado, es caradura y simpático como el del videojuego y siempre va acompañado de una princesa muy guapa que le ayuda. En este caso tenemos la actriz emergente Gemma Arterton, nuevo sex symbol del cine mundial. Tenemos un actor cachas, Jake Gyllenhaal, famoso por su cowboy gay en Brokeback Mountain, y actor de moda. Ambos forman una pareja explosiva que se pasan la película con sus puyas e indirectas, siguiendo la tradición de la saga de las consolas. Ben Kingsley es el villano de la función, un actor de sólido prestigio desde que consiguió su Oscar por Gandhi.
Los efectos especiales son espectaculares, pero también comedidos. No roban el protagonismo a los personajes centrales.
Coproducido por la Walt Disney, Jerry Bruckheimer reverdece sus laureles obtenidos por la saga cinematográfica del capitán pirata Jack Sparrow. La acción tiene un MacGuffin que inmediatamente olvidamos. Una daga con capacidad de retroceder en el tiempo si se acciona un reloj de arena. El malvado la busca y nuestros dos héroes también.
La acción está bien dosificada y la película tiene ritmo y gracia. Todo es muy tópico y evidente, en el fondo no es más que una película de aventuras clásico y predecible. Sin embargo también es cierto que se trata de una película carente de pretensiones, sólo busca divertir al público y lo consigue con creces.
Dentro de un tiempo, más corto de lo esperado, los prejuicios críticos se habrán esfumado en la nada y este príncipe de Persia será considerado un clásico del cine de aventuras con sus seguidores y coleccionistas. No sé si habrá secuelas pero tampoco me extrañaría nada.

Salvador Sáinz