OCTUBRE (1928)


OCTUBRE Título Original: Октябрь (Десять дней, которые потрясли мир). País: Unión Soviética. Año: 1928. Director: Sergei Eisenstein y Grigori Aleksandrov. Intérpretes: Vladimir Popov (Aleksandr Kerensky), Vasili Nikandrov (V.I. Lenin), Layaschenko (Konovalov), Chibisov (Skobolev), Boris Livanov (Terestsenko), Mikholyev (Kishkin), N. Podvoisky (Bolchevique), Smelsky (Verderevsky), Eduard Tisse (Soldado alemán). Guión: Grigori Aleksandrov, Sergei Eisenstein, basado en el libro de John Silas Reed, Diez días que sacudieron al mundo. Fotografía: Vladimir Nilsen, Vladimir Popov, Eduard Tisse. Música: Dmitri Shostokovich. Montaje: Sergei Eisenstein. Dirección Artística: Vasili Kovrigin. Duración:104 minutos.Género: Drama, Histórico

Octubre de Eisenstein, es una película de esas llamadas míticas y que tal vez se ha visto sobrevalorada por cuestiones ideológicas. Es sabido que en ciertos profesionales de la prensa y en algunos historiadores la influencia del marxismo ha sido notoria hasta convertirse en moda porque todos afirmaban en los últimos años del franquismo que pertenecían a este pensamiento político que a mí jamás me cautivó.
En cierto modo como historiador lo comprendo, nada transcurre porque sí. Ni la Revolución de Octubre en Rusia, ni el llamado Alzamiento Nacional ni la subida de Adolf Hitler al poder. Todo esos acontecimientos son causados por crisis económicas y políticas muy evidentes. Es decir tiempos muy complejos como el actual. La presente crisis económica es muy dura y su prolongación pueden motivar la irrupción de fenómenos como los descritos en Octubre de Eisenstein.
Octubre es un canto, un himno vigoroso a la revolución de octubre 1917 en Rusia. Al cabo de diez años se quiso rodar una apología de la misma encargando el trabajo a uno de los cineastas más prestigiosos de todos los tiempos.
Como documento histórico debemos resaltar que la censura soviética, entonces en manos de Stalin y de Zhdánov, cortó parte del metraje porque aparecía Leon Trotsky.
Andréi Zhdánov (en ruso : Андрей Алекса́ндрович Жданов), nació el ¿14/28 de febrero? 1896 en Marioupol (Ukrania) y murió el 31 de agosto de 1948 en Moscú. Zhdánov fue el censor de libros, películas y todas las obras de arte y expresión de la Rusia Soviética y quien impuso una forma de expresión llamada "realismo socialista".
Al susodicho no le gustaba demasiado Eisenstein poque sus películas, bien siendo geniales, no eran accesibles a la inteligencia de un público masivo de procedencia campesina u obrera que hasta entonces no tenía acceso a la educación ni a la información. Por eso ese genial director, auténtico genio del montaje y la planificación, se vio postergado en detrimento de cineastas mucho más convencionales mientras que el mentor Stalin liquidó la vieja guardia enviándola al paredón.
La Revolución de Octubre fue letal para quienes la impulsaron viéndose asesinados de forma brutal e indigna. Ese fue el principio del fin del comunismo soviético que si bien duró muchos años en el poder ya no fue el mismo consumiéndose y degradándose hasta convertirse en una dictadura cruel e inhumana.
Nada de esto hay en Octubre, evidentemente, porque ya se sabe quien paga manda y como el productor es el Estado Soviético con sus manipuladores, Zhdánova la cabeza, controlando cada plano de la película, ésta se quedó como una apología de un golpe de Estado que en Occidente fue mitificado sorprendentemente. Mientras se vomitaba contra el Golpe de Estado del General Franco se alaba el descrito en esta película que, por otra parte tiene evidentes méritos e importantes valores cinematográficos.
Octubre ha sido mitificada por cuestiones políticas y no cinematográficas. Se cierran los ojos ante la manipulación histórica y ante el pésimo trato que se da al Gobierno Provisional y al dirigente Aleksandr Fiódorovich Kérenski (en ruso: Алекса́ндр Фёдорович Ке́ренский) (Simbirsk, 22 de abril de 1881 - 2 de mayo (según el Calendario Gregoriano) - Nueva York, 11 de junio de 1970), político social-revolucionario, abogado de profesión, fue un líder revolucionario ruso que desempeñó un papel primordial en el derrocamiento del régimen zarista en Rusia. Fue el segundo primer ministro del gobierno provisional instaurado tras la Revolución de Febrero. Fue capaz de hacer fracasar el golpe de Kornilov, pero no pudo evitar la Revolución de Octubre en la que los bolcheviques tomaron el poder.
Es decir que al mencionado político que podríamos considerar más izquierdista que Felipe González por dar un ejemplo, se le trata en la película como un enemigo de la revolución, un dictador y casi un paranoico.
Aparecen en pantalla unas mujeres burguesas reclutando a las féminas más feas de San Petersburgo para vestirlas elegantemente y presentarlas como seres increíblemente desagradables. Igual podríamos decir del batallón femenino (por cierto no sabíamos que en 1917 la mujer ya se hubiera incorporado al ejército regular) es asimismo presentado como unas hembras sin atractivos físicos y rostros ingratos.
En febrero de 1917 tuvo lugar una revolución democrática que derribó a los zares, desde entonces Kerensky presidió el cambio, un gobierno de concentración con diferentes partidos a los que Lenin y los suyos no dieron tregua intentando expulsarle del poder y lo consiguieron en octubre de aquel mismo año. Rusia pasó a convertirse en la Unión Soviética asesinando un año después a la familia real.
Sin embargo en Octubre no es presentado como un villano infame que se cree Napoleón Bonaparte y que desea convertirse en el nuevo zar de Rusia.
Por eso considero la mitificación de esta película como un acto de hipocresía y de ignorancia abrumador. Se ensalza lo que se condena en otras circunstancias históricas.
Dicho todo esto queda por analizar la película en sí que me parece impecable y una auténtica obra de arte. Un canto a lo que se llamaba en aquel tiempo "funciones históricas", en la jerga marxista esto quiere decir "hacer la revolución". Había otras circunstancias a tener en cuento, el hambre, la guerra mundial que había implicado a Rusia, y la incertidumbre causada por los políticos ineficaces del zarismo pero tras el golpe de Estado las cosas no mejoraron sino que empeoraron mucho más .
Kerensky queda para la historia como la figura de aquel que inicia una revolución que le acaba devorando como pasó con Francisco Madero en México y la propio Segunda República española.
La película en sí es excelente, de visión imprescindible. Eisenstein era un genio del montaje y sobre todo de la planificación. Recordemos todas las escenas de masas insuperables. Las manifestaciones, el asalto al Palacio de Invierno. Nunca hemos visto en el cine una realización más sólida de los planos de grandes masas que aquí se han convertido en protagonistas de la película. Eisenstein centra la narración en el pueblo, en los campesinos, trabajadores y marineros. El montaje es genial, nunca se ha visto nada igual. Por otra parte se pierde en secuencias con simbolismos algo extraños que desconcertó y que provocó que el público al cual iba dirigida no entendiera absolutamente nada. De ahí que Zhdánov acabara por marginarle en detrimento de cineastas de realización más diáfana.
Me gusto mucho esos planos contrapicados en ls Eisenstein era maestro, con una iluminación muy artificial. Esos simbolismos, ese caballo blanco muerte en medio de un puente levadizo que al abrirse le deja colgando hasta caer al río. El niño que sentado en el trono del zar Nicolás II vitorea la revolución. Los soldados que esperan el asalto en el Palacio de Invierno, las mujeres preocupadas por su destino curioseando en las dependencias de la zarina Alejandra. Ese juego de miradas, la fascinación por las obras de arte sitas en el palacio y numerosos detalles aislados como el saqueo abortado por la guardia roja, la deserción masiva de cosacos y mujeres. Todo un fresco que nos acerca a una época en cierto modo apasionante pero que no olvidemos es fruto de una manipulación histórica en aras de objetivos políticos, algo que es muy habitual por desgracia en otros lares como el nuestro.
Decían que sólo la Verdad es Revolucionaria, de ser eso cierto, esa gente que tanto presume de serlo no lo es en absoluto. No se puede mentir en beneficio de ninguna causa porque las mentiras siempre caen por su propio peso.

Salvador Sáinz