RECLUTAS (1930)


RECLUTAS. Título original: Doughboys. Año: 1930. País: Estados Unidos. Productora.: Buster Keaton Productions Inc. para Metro Goldwyn Mayer. Poductorr.: George Kann.- Argumento.: Al Boasberg y Sidney Lazarus.- Guión.: E. Richard Schayer.- Director.: Edward Segdwick.- Fotografía.: Leonard Smith.- Decorados.: Cedric Gibbons.- Vest.: Vivian Baer.- Música.: Joseph Meyer, Edward Segdwick y Howard Johnson.- Coreografía.: Sammy Lee.- Sonido.: Douglas Shearer.- Montaje.: Willian Le Vanway.- Intérpretes.: Buster Keaton (Elmer Stuyvesant), Sally Eilers (Mary Rodgers), Cliff Edwards (Cliff Nescopeck), Edward Brophy (sargentro Brophy), Victor Potel (Svendemburg), Arnold Korff (Gustave), Frank Mayo (capitán Scott), Pitzy Katz (Abie Cohn), William Steele (teniente Randolph).. 9 rollos, 81 minutos. Título en TVE-2: Reclutas.

Las películas mudas de Buster Keaton, pese a ser consideradas en la actualidad unas obras maestras indiscutibles, en su día no fueron valoradas en justicia tal como se merecen. Algunas eran películas caras de producción como El héroe del río o El maquinista de la general, y su éxito comercial no andaba en consonancia con sus virtudes. Por ese motivo la Metro Goldwyn Mayer compró su contrato e intentó domesticarle con resultados desafortunados.
Sus primeros títulos empero eran auténticas obras maestras, El cameraman y la menos conocida El comparsa, ambas mudas, pero llegó el cine sonoro y Free and Easy, su primer talkie reventó la taquilla. Sin embargo nos encontramos ante un título distinto donde la personalidad del gran cómico se ve desvirtuada.
Doughboys, su segundo film parlante, es de muy superior calidad y en realidad es la última obra maestra de la filmografía del gran Keaton, su único talkie bueno, y el colofón de su carrera. A partir del siguiente título, los productores de la Metro controlaron completamente la realización de sus comedias, recortando presupuestos, y  siguiendo patrones ajenos a su estilo cinematográfico. Por eso Pobre Tenorio, El amante improvisado, Piernas de perfil y Queremos cerveza son verdaderos fiascos que desmerecen completamente de la gloria de antaño. Las calles de Nueva York, título poco apreciado por el gran cómico, es la única que se salva de la quema en esta desafortunada etapa.
A partir de entonces, sólo El rey de los Campos Elíseos, rodada en Francia, algún que otro corto, su aparición en Candilejas son dignas de mención. La producción Metro y la adicción al alcohol de Keaton le llevaron ante un callejón sin salida del que no pudo salir nunca más.
Volviendo a Doughboys, de la que se rodó una versión española titulada De frente… marchen, nos encontramos ante una película en la que se da una visión personal de la guerra. Una guerra donde no hay héroes ni villanos. Los soldados americanos son patosos, unos desgraciados que van a luchar por motivos que no entienden. Son torpes y escasamente diestros. Los soldados alemanes lo mismo. En vez de presentarlos como unos villanos sedientos de sangre, como en casi todo el cine de Hollywood con escasísimas excepciones, nos los muestran como una réplica de los contenciosos estadounidenses. Son también torpes, paletos que no saben por qué están en las trincheras ni qué defienden.
Encontramos las constantes del clásico cine de Keaton. Un millonario que nunca ha dado un palo al agua pretende una mujer, como ocurre en El navegante, pero ésta le desdeña por inútil. Para hacer méritos va en busca de empleo y por error se alista en el ejército. Encontrará a su huidiza amada y una serie de malentendidos la irán separando.
La diferencia fundamental del Keaton sonoro y del Keaton mudo está en que en estas cintas, las películas tienen su magia, su fantasía, su romanticismo. En cambio en Doughboys, al ser una película sonora, se ve que es una mirada mucho más realista con lo que su magia se ha perdido para siempre.
Como película tiene sus virtudes (y sus defectos) pero son “otras” virtudes. El primer cine sonoro, en sus primeros años, necesitaba de una maquinaria muy pesada para rodar y carecía de la agilidad narrativa del cine mudo que en los años veinte ya era una expresión madura que había alcanzado altas cuotas de calidad.
El sonoro fue un cierto retroceso. Sobre todo, como pasa en la actualidad con los efectos especiales, los productores abusan de esos recursos que en muchos casos acaban por asfixiar la película. El primer cine sonoro abusaba del diálogo, era poco cinematográfico, y las películas se convirtieron en un remedo del teatro a base de planos fijos.
Doughboys no es tan espectacular como El maquinista de la General pero tiene secuencias inolvidables como la canción que los soldados cantan en el barco durante la travesía del Atlántico, o mejor aún la delirante danza apache en las secuencias previas al ataque aéreo enemigo que rompe el ritmo distendido de la película  para dramatizar más la consiguiente acción.
Keaton está además muy secundado por la deliciosa Sally Eilers, el gracejo de Cliff Edwards y la solidez del sargento Edward Brophy. La película fue la que obtuvo mejor taquillaje de Keaton en la Metro, pero sin que conozcamos los auténticos motivos, Keaton sufrió recortes a partir del tercer título sonoro, Pobre tenorio, que es el verdadero inicio de su decadencia artística.

Salvador Sáinz

DE FRENTE...... MARCHEN. Versión española de Doughboys, con el mismo equipo técnico que la americana pero con esta salvedad: Diálogos.: Salvador de Alberich.- Intérpretes.: Buster Keaton (Canuto de la Montera), Conchita Montenegro (Mary), Romualdo Tirado (Pepe Alegría), Juan de Landa (sargento Gruñón), Martín Garralaga (capitán Scott), Víctor Potel (“El Triste”), Hans von Moorehardt (Fritz), Francisco Madrid (Paco), Gabriel Rivas (comandante).

Versión fonética rodada en castellano por el propio Keaton. Las referencias de los críticos de la época son uenas, incluso se escribió un libro por Luis Gómez Mesa, amigo personal del presente escritor, lamentablemente ya desaparecido.
La película por desgracia está perdida y no existen copias para su visionado. La donostiarra Conchita Montenegro es la novia de Keaton en esta comedia bélica.