BONNIE Y CLYDE (1967)


BONNIE Y CLYDE. Título original: Bonnie and Clyde. Año 1967. País Estados Unidos. Director: Arthur Penn. Intérpretes: Warren Beatty, Faye Dunaway, Michael J. Pollard, Gene Hackman, Estelle Parsons, Dub Taylor, Gene Wilder, Denver Pyle, Evans Evans. Guión: Robert Benton, David Newman. Música: Charles Strouse. Fotografía: Burnett Guffey. Productora: Warner Bros. Pictures. Productor: Warren Beatty. Duración: 111 minutos. Acción. Thriller | Gran Depresión. Años 30. Crimen
PREMIOS 1967: 2 Oscar: Secundaria (Parsons), Fotografía.
1967: 2 premios BAFTA: Revelación (Dunaway, Pollard).
1967: David di Donatello: Mejor Actor (Beatty) y Actriz extranjeros (Dunaway)

Una vez, en 1967, yo cogí una fuerte gripe y me vi obligado a guardar cama. Para que me entretuviera mi madre me trajo el Fotogramas de la semana (entonces era una revista semanal) . Esta fue la única vez en mi vida que mi madre tuvo que ir al kiosko para traerme la revista porque generalmente iba yo a comprar. Bien, en aquel número apareció un reportaje de Jaume Figueras sobre Bonnie and Clyde que despertó mi interés hacia la película.
Faye Dunaway y Warren Beatty eran sus protagonistas y dirigía una joven promesa, Arthur Penn, desaparecido hace poco, que se quedó en eso, en promesa.
La película marcó época y es la otra cara de la moneda de las aventuras del inspector Harry Callahan aparecidas cuatro años después.
¿Cómo es que tuvo éxito esa cinta protagonizada por dos atracadores de bancos que tuvo en jaque la policía norteamericana durante muchos años?
Penn nos lo muestra no como villanos sino como dos alocados insensatos, sus correrías contadas con música de banjo y violín, arrasaron completamente. Su canción no paraba de escucharse en la radio, la gente imitaba sus ropas, las chicas vestían como Faye Dunaway, todo un icono del glamour mundial.
Bonnie Parker ya tenía anteriormente otra película en su haber, The Bonnie Parker Story (1958) de William Witney, un título menor pero atractivo a pesar de todo. La bandida aparecía con el aniñado rostro de Dorothy Provine, actriz posteriormente dedicada a la comedia más familiar. Sin embargo estaba muy bien en ese papel y no era nada desdeñable el producto final visto en televisión en nuestro país.
La versión de Penn era electrizante, única, con un ritmo endiablado y un auténtico Cult-Movie, o sea un clasicazo recuperado actualmente por una impecable edición en Blu-Ray.
¿Cómo es que con cuatro años de diferencia las gentes elijan como sus héroes a unos atracadores de bancos y a un policía de modos brutales? ¿No es contradictorio?
En realidad ambos representan aspectos segados de la realidad. Harry Callahan es la rebelión contra la impotencia del ciudadano medio ante el aumento incontrolado de la delincuencia con una ley que le deja indefenso. Bonnie y Clyde son dos rebeldes contra un sistema que les asfixia. Por ejemplo, actualmente muchos ciudadanos pierden sus empleos y se quedan en la más pura indigencia. Los bancos se quedan con sus pisos porque no pueden pagar las hipotecas y acaban en la calle sin miramientos.
Igual pasaba en los años en que transcurren las aventuras de esa pareja de atracadores. Aquella Gran Depresión que llevó a mucha gente a la miseria. Es significativa la secuencia en que Clyde entra a un banco para asaltarlo y se encuentra que ha quebrado. O el plano de los granjeros que se ven forzados al abandono de su granja porque los bancos se la han quedado. Desahogan su frustración disparando contra las ventanas con el revolver de Clyde.
Recordemos también cuando ambos son heridos y son acogidos por un campamento de ciudadanos desafortunados que han perdido su hogar, les atienden y les dan de comer.
Reflexionando la comparación de ambas películas, la serie de Harry el Sucio y el Bonnie y Clyde de Penn nos acabamos de dar cuenta de su eslabón perdido. La rebelión del ciudadano medio contra quien les oprime. En un caso la delincuencia organizada que les asalta sin ninguna piedad por la calle o en sus domicilios, que les envenena con drogas y les agrede constantemente. En el otro caso con el capitalismo más salvaje que provoca crisis económicas, como la que padecemos actualmente, y nos deja indefensos, sin trabajo, sin hogares, malviviendo y pasando hambre. Enemigos contra el que apenas podemos luchar porque es más fuerte que nosotros y buscamos, tal vez equivocadamente, que alguien nos saque la castañas del fuego.
Unos confían en Dios y otros en los héroes o en ambos a la vez. Aunque la solución a nuestros problemas sería poner a la gente que nos gobierna en su sitio y exigirles eficacia, sentido común, honradez y lucidez en vez de caer en la desesperación y el nihilismo.

Salvador Sáinz