LA LOCA DE CHAILLOT (1969)


LA LOCA DE CHAILLOT. Título original: The Madwoman of Chaillot. Año 1969. País: Estados Unidos. Director: Bryan Forbes. Intérpretes: Katharine Hepburn, Danny Kaye, Paul Henreid, Oskar Homolka, Yul Brynner, Richard Chamberlain, Edith Evans, Donald Pleasence, Joellina Smadja, Henri Virlojeux, John Gavin, Gordon Heath, Nanette Newman, Gerald Sim, Gaston Palmer, Giulietta Masina, Charles Boyer. Guión: Edward Anhalt (Adaptación de la obra de Jean Giraudoux). Música: Michael J. Lewis. Fotografía: Burnett Guffey, Claude Renoir. Productora: Warner Bros. Pictures. Duración 132 minutos. Comedia. Drama, crítica social

La loca de Chaillot (La Folle de Chaillot) es una comedia, una sátira poética con tintes políticos del autor de francés Jean Giraudoux (1882-1944), escrita en 1943 durante la ocupación alemana. En España se estrenó el 12 de enero de 1962 en el Teatro María Guerrero de Madrid, protagonizada por Amelia de la Torre, José Bódalo, Agustín González, José Vivó, Manuel Díaz González, Antonio Ferrandis, Julieta Serrano, Alfredo Landa, Olga Peiró y José Luis Lespe. Se repuso el 26 de septiembre de 1989, en el Teatro Alcázar de Madrid, con Amparo Rivelles, Silvia Marsó, Carlos Lucena, Margot Cottens, Lili Murati, Margarita García Ortega y Emiliano Redondo.
Incluso se representó en TVE, primero en 1968 con Ana María Noé y Alicia Hermida, después el  23 junio 1972 con Irene Gutiérrez Caba, Antonio Acebal, Concha Bañuls, Modesto Blanch, Fernando Guillén, Tony Isbert, Antonio Medina, Olga Peiró.
Resulta extraño que una productora tan conservadora como la Warner se decidiera llevarla a la gran pantalla con los problemas que eso acarrea. Se trata de una obra que parece haberse escrito en nuestro tiempo en plena crisis económica y desprestigio de la clase política acusada, y con muchísima razón, de corrupta.
La obra presenta a una mujer extraña que parece negar el presente, viste como si aún estuviéramos en el siglo XIX y se dedica a deshacer entuertos. Es decir, lo la versión femenina y francesa de nuestro Don Quijote de la Mancha. Pero no batalla contra molinos de viento sino contra una serie de personajes corruptos muy parecidos a los actuales. Gentes que se dedican a sembrar malos rumores para provocar el caos en la bolsa, que esta se desplome y ellos se embolsen sus buenos dineros a costa de arruinar al prójimo.
Por eso, los personajes de la obra, vecinos de Chaillot, descubren que esos individuos algo traman. Son personajes simbólicos. Un militar, un clérigo, un comunista estalinista, un corredor de bolsa, un científico y otros que son un auténtico peligro para la sociedad. Buscan su enriquecimiento personal a costa de hacer daño. En el subsuelo de París, la ciudad luz, han encontrado petróleo y para poderlo explotar deben expoliar a todo el mundo hundiéndoles en la miseria.
La obra y la película están llenas de símbolos y metáforas. La rebelión está organizada por los indignados de los años cuarenta, aunque se estrenara durante la ocupación nazi no hacen mención de ella.
Aunque la adaptación es esforzada, el lastre teatral pesa mucho. En algunos momentos se da la impresión de que estamos en Broadway y no en un patio de butacas o en el salón de casa. Eso no es negativo ni es positivo. Es poco cinematográfico.
Aún así está la parte positiva, un reparto impresionante y excelentes interpretaciones de Katharine Hepburn como la alocada condesa arruinada que perdió el amor de su vida, convirtiéndose en una especie de Moños a la francesa, o el trapero que interpreta Danny Kaye en un registro diferente al habitual. Una de sus mejores actuaciones cinematográficas donde demuestra con autoridad su vena dramática.
Todos están bien y ninguno desentona. Es remarcable la fotografía de la película que es asimismo de gran calidad y elegancia, muy propio de Bryan Forbes.
A pesar del poco crédito de esta película en las historias de cine, en la actualidad la podemos valorar como un cinta adelantada a su tiempo. En algunos momentos incluso parece que es actual y que estamos ante un riguroso estreno, no ante un título añejo.
Un filme a valorar y a redescubrir.

Salvador Sáinz