CRÍTICA DE

"LA DAMA DE ARMIÑO"

A los ocho días de iniciarse el rodaje de La dama de armiño, su director Ernst Lubitsch falleció de un inesperado infarto. Así se cerró una filmografía gloriosa, una de las mejores de la Historia del Cine, con títulos como La viuda alegre, Ninotchka, Un ladrón en la alcoba, Una mujer para dos, Ángel, La octava mujer de Barba Azul, El bazar de las sorpresas, Lo que piensan las mujeres, Ser o no ser, El diablo dijo no, El pecado de Cluny Brown. Títulos en los que generó un estilo propio, el llamado "estilo Lubitsch", que le hacía fácilmente reconocible, Sólo Billy Wilder se le puede equiparar (consideramos a Charlie Chaplin y Buster Keaton reyes de otro género, el cómico, es decir la comedia física)


La Dama de Armiño (1947). Título original: That Lady in Ermine. Género: Comedia/Clásico. Año 1948. Duración 89 min. Director: Ernst Lubitsch, Otto Preminger. Guión: Samson Raphaelson. Música: Alfred Newman & Frederick Hollander. Fotografía: Leon Shamroy. Reparto: Betty Grable, Douglas Fairbanks Jr., Walter Abel, Reginald Gardiner, Cesar Romero, Harry Davenport, Virginia Campbell, Edmund MacDonald. Productora: 20th Century Fox

 

Tal como he comentado, ésta es la última película de Ernst Lubitsch y ciertamente no es una de las mejores. El rodaje fue continuado por Otto Preminger, muy poco dotado para la comedia, si no veamos Skidoo con la última aparición de Groucho Marx que era un auténtico desastre.
Preminger carecía de sentido del humor aunque consiguió buenos logros en otros géneros como Laura (1944), ¿Ángel o diablo? (1945), Cara de ángel (1953), El hombre del brazo de oro (1955), Buenos días tristeza (1957) en los que dio lo mejor de sí mismo. No fue un creador genial, pero si un autor interesante sobre todo cuando trataba temas polémicos.
Por eso, La dama de armiño se ve como una película mal acabada. Al fallecer el "maestro" hubiera sido aconsejable llamar a Billy Wilder, quien un año después rodó El vals del emperador con una línea similar.
Pero con todo hay que reconocer que Ernst Lubitsch ha rodado mejores películas, se ve su mano en algunas situaciones, pero le falta su toque maestro. Betty Grable luce una buena actuación pese a ser considerada una actriz muy ligera. Al parecer se la especializó en enseñar las piernas, como se demuestra en la secuencia en que la dama de armiño se baja del cuadro para seducir al estupefacto Douglas Fairbanks jr.
La película eso si es muy agradable de ver. Las situaciones tienen su gracia aunque siempre se quedan a medias. La aristócrata de un país centroeuropeo en el mundo actual (actual cuando se rodó esta cinta) y su antepasada, que siglos atrás apuñaló a un seductor que trataba de conquistar su castillo, quien sale del cuadro que preside el salón principal con toda una comparsa de reliquias humanas cantando como si fuese un musical de Broadway de lo más simplón tiene su punto de gracia.
Además es una de las raras películas que Lubitsch rodó en color, la otra era la exquisita El diablo dijo no, con una tonalidad recargada que se hace extraña.
Por lo tanto es una obra que es mejor sobre el papel que en pantalla. Muerto el capitán la nave hace aguas. Sólo quedan reminiscencias de su genio. Pero siendo obra menor, y lo es de largo, se ve con mucha simpatía. Incluso en lo peor de su filmografía el viejo maestro era capaz de superar la producción media hollywoodense.
La dama de armiño merecería mejor puntuación si viniera firmada por otro director, pero firmada por Lubitsch, que dejó el listón inalcanzable, desmerece.

Salvador Sáinz