UNA JORNADA PARTICULAR (1977)


UNA JORNADA PARTICULAR. Título original: Una giornata particolare. Año 1977. País: italia. Director: Ettore Scola. Reparto: Sophia Loren, Marcello Mastroianni, John Vernon, Françoise Berd, Patrizia Basso, Nicole Magny, Alessandra Mussolini. Guión: Ruggero Maccari & Ettore Scola. Música: Armando Trovajoli. Fotografía: Pasqualino De Santis. Productora: Campagnia Cinematografica Champion S.P.A. / Conafox Films lnc. / Carlo Ponti. Duración: 105 minutos. Drama | Años 30

PREMIOS
1977: Globos de oro: Mejor película extranjera
1977: Premios David di Donatello: Mejor director y actriz (Sophia Loren)

Estamos en la Italia fascista. Sus aliados alemanes con el propio Adolf Hitler en persona visitan Roma, la Ciudad Eterna. Las primeras imágenes son documentales de la época de valor incalculable. Pasamos a un patio de vecinos, una grúa descubre los ventanales, las familias que se despiertan para participar en el gran desfile en honor de Hitler. Banderas nazis colgando de los balcones, todos los vecinos se visten. La cámara se fija en una familia numerosa con seis hijos, muestran las interioridades del hogar típico de aquella época.
Todos los vecinos visten los uniformes fascistas.  Hombres, mujeres, niños, ancianos. Salen hacia la calle para presentar o participar en el desfile. La imagen es terrorífica pero real. Para quien vivió una época parecida en España aparecen malos recuerdos.
Tres personas se quedan en el inmueble. Una ama de casa empobrecida que no puede pagar la criada que le ayude con las tareas domésticas. La familia antes aludida vive prácticamente hacinada. La hija mayor (Alessandra Mussolini, nieta del “Duce” en la vida real y actual líder de un partido fascista) se acicala para ir con su novio. La madre (Sophia Loren) está desaliñada, viste ropa andrajosa, destruida por el paso del tiempo y sus labores. Ya tiene suficiente trinchera en casa para acudir al desfile.
Otros dos vecinos se han quedado también. La portera chismosa, siempre preocupada por enterarse de todo, y un misterioso hombre cuya ventana está enfrente de la familia que centra esta historia. Mientras la radio cuenta los pormenores de la parada en homenaje al ilustre huésped, Hitler y su cuadro mayor, con un lenguaje florido y rebuscado, la ama de casa entabla amistad con el paria, el marginado. Son dos personas que no encajan en aquel ambiente. Ella es ignorante, guarda en un álbum recortes de la Italia fascista, él es un hombre ilustrado (Marcello Mastroianni en su mejor papel) que esconde un terrible secreto, terrible para la época. Es un homosexual, todo un estigma para la machista época que les tocó vivir.
Ambos se encontrarán solos, necesitarán apoyo mutuo ante la amenazante mirada de la chismosa portera. Son dos seres atípicos en tan triunfalista ambiente.
Ettore Scola compone una película espléndida que merece más de una revisión. Recuerdo de un cine italiano que conquistó las pantallas de la época y que en la actualidad se ha convertido en una cinematografía invisible.   

Salvador Sáinz