UN MUNDO SIN FIN (2012) SERIE DE TV


UN MUNDO SIN FIN. Título original: World Without End (TV). Año 2012. País: Canadá. Director: Michael Caton-Jones. Reparto: Cynthia Nixon, Miranda Richardson, Oliver Jackson-Cohen, Sarah Gadon, Ben Chaplin, Megan Follows, Charlotte Riley, Peter Firth, Rupert Evans, Nora von Waldstätten, Aure Atika. Guión: John Pielmeier (Novela: Ken Follett). Música: Mychael Danna. Fotografía: Denis Crossan. Corpoducción Canadá-Alemania-Reino Unido; Scott Free Productions / Take 5 Productions / Tandem Communications. Miniserie dividida en 8 capítulos. Drama. Romance. Thriller | Histórico. Edad Media. Secuela. Miniserie de TV

Segunda parte de Los pilares de la tierra, aunque la trama transcurre dos siglos después en la misma ciudad, Kingsbridge, y los personajes anda tienen que ver con los de la anterior novela y serie. Ken Follet (Cardiff, Gales, 5 de junio de 1949) está especializado en novelas ambientadas en el Medievo y se puede considerar un gran erudito del tema.
Parte de la trama está ubicada en la Peste Negra que asoló Europa en el siglo XIV. La peste negra o muerte negra se refiere a la pandemia de peste más devastadora en la historia de la humanidad que afectó a Europa en el siglo XIV y que alcanzó un punto máximo entre 1347 y 1353; se estima que la misma fue causa de muerte de 25 millones de personas (aproximadamente un tercio de la población del continente en aquel entonces). Sin embargo pese al dramatismo de esta pandemia en la serie aparece en los últimos capítulos y nos es mostrado de una forma muy suave.
En todas las épocas ha habido crisis, la nuestra no es una excepción e incluso que la actual producida por causas económicas no es tan grave como las acontecidas en otras épocas. Sobre todo en la Edad Media debido a la ignorancia, la desinformación, las supersticiones y el oscurantismo que impedía el libre desarrollo del saber humano.
En Un mundo sin fin nos encontramos arquetipos propios de las novelas de su autor, especialista en best-sellers y preocupado excesivamente en “agradar” a sus lectores con tratamientos algo acomodaticios. Así la heroína es una mujer adelantada a su tiempo, personaje muy habitual en el cine y la literatura de los últimos años. De repente la historia se ha llenado de mujeres feministas cuya existencia ha estado oculta hasta la actualidad.
La protagonista femenina Caris Wooler es una doctora que conoce perfectamente los adelantos de la medicina y desdeña la tradicional en aquel tiempo a base de remedios obsoletos, por lo que es tratada de bruja.
Godwyn es el villano por excelencia, un ser dotado de una perfecta maldad. Naturalmente es un fanático clérigo, figura muy habitual en las últimas décadas. Un arquetipo de ser que pretendiendo servir a Dios en realidad sirve a su maldad mostrada sin fisuras y sin que comprendamos sus motivaciones y razonamientos.
La serie pues funciona a base de arquetipos, personajes con muy pocos matices que sólo pretenden crear historias que agraden a sus lectores primero y a sus espectadores después. Algo que es legítimo pero para paladares más selectos es decepcionante.
Por otra parte Follet introduce el tema de la homosexualidad. La femenina es mostrada muy de pasada, la masculina en una relación clandestina, algo que se entiende dadas las circunstancias. Descubrir la naturaleza gay de los personajes en cuestión acarrearía la muerte en la hoguera para ambos.
La acción ubicada en Inglaterra muestra una sociedad intolerante. En España nos creemos que tenemos el monopolio de la intolerancia y la cerrajón mental, pero no es así. Se trata de un problema universal.
Otro punto de interés en esta serie-novela es la ubicación en la llamada Guerra de los Cien Años, un conflicto armado que duró en realidad 116 años (1337-1453) entre los reinos de Francia e Inglaterra. Esta guerra devastadora en función de intereses endogámicos de las casas reales inglesas y francesas fue letal para Europa y terminó de hundir el feudalismo cuya decadencia comenzó con las Cruzadas y terminó con el fin de esta guerra y otras en otros lugares, como España, entonces Aragón y Castilla, y el Descubrimiento de América que inició una nueva era, la del Renacimiento mucho más fructífera y brillante.
El feudalismo fue nefasto para la humanidad, aparecido tras el hundimiento del Imperio Romano, la división de los territorios en microestados y el poder ilimitado de sus señores que lejos estaban de los idealistas caballeros de la Tabla Redonda de Camelot. El feudalismo impidió el progreso de la humanidad durante numerosos siglos hasta que se hundió dando lugar a los grandes estados que sobreviven en la actualidad.
Un mundo sin fin muestra las características de un mundo no en crisis sino en declive, la muerte de un sistema económico en la que los señores eran dueños absolutos de las vidas de sus vasallos y podían hacer con ellos lo que les daba la gana. La trama tiene sus giros, sus sorpresas, para atraer la atención del espectador al que se busca complacer. Los malos fracasan y mueren. Los buenos acaban en el altar, campanas de boda, todos sonríen y felices sin límite para el resto de sus días. Un desarrollo idealista, poco real, pero efectivo para las audiencias y las tiradas de ejemplares de libros, DVDs y Blu-rays. Al fin y al cabo todo es espectáculo, un negocio que busca divertirnos, que lo pasemos bien y así hacer caja.
Para un cinéfilo será insuficiente porque en el espectáculo buscamos algo más, no una realización tan plana, y personajes unidimensionales pero toda obra está dirigida a su público/lector y las que no ocupan cumplen con su función sin demasiados esfuerzos.

Salvador Sáinz