FANTOMAS (1964)


FANTOMAS. Título original: Fantômas. Año: 1964. Director: André Hunebelle. Reparto: Jean Marais (Fantômas / Fandor), Louis de Funès (comisario Juve), Mylène Demongeot (Hélène), Jacques Dynam (Inspector Bertrand), Robert Dalban (el director del periódico), Marie-Hélène Arnaud (Lady Beltham), Anne-Marie Peysson (La speakerine), Christian Toma (Un inspector), Michel Duplaix (Un inspector), Andrée Tainsy (la modista), André Hunebelle, Raymond Pellegrin (voz de Fantomas en Francia). Guión: Jean Halain, Pierre Foucaud (Novela: Pierre Souvestre & Marcel Allain). Música: Michel Magne. Fotografía: Marcel Grignon. Coproducción Francia-Italia / P.A.C., S.N.E.G., P.C.M. Fllm. Duración: 105 minutos. Comedia. Aventuras. Intriga

Fantomas, hijo literario de Marcel Allain (1885-1970) y Pierre Souvestre (1874-1914), es un perverso criminal nacido en 1867 maestro del disfraz que aparece siempre bajo una falsa identidad, a menudo la de una persona que él mismo ha asesinado. Además hace uso de increíbles y extravagantes técnicas en sus crímenes, como plagas de ratas infectadas, serpientes gigantes y cuartos que se llenan de arena.
Se supone que su verdadera personalida es la del Archiduque Juan North, del principado alemán de Hesse-Weimar. Ahí se convirtió en el padre de un niño, Vladimir, hijo de una noble desconocida. Por circunstancias que nunca fueron reveladas, fue capturado y enviado a prisión. En 1895, Fantômas estaba en la India; allí, una mujer europea dio a luz a una niña, Hélène, hija del malvado criminal.


En 1964, en pleno auge del bondismo, se rodó este remake de las aventuras y desventuras del malvado Fantomas y su eterno enemigo el comisario Juve a todo color y scope. Para interpretar al criminal de rostro cambiante se eligió a una figura señera del cine francés, Jean Marais, en un doble cometido. A la vez es el héroe y el villano, es decir Fandor y Fantomas, de quien la película no nos da datos. A sus 51 años realizaba él mismo las escenas de acción representado la viva imagen de hombre duro y hombre viril a pesar de su condición de homosexual (o tal vez bisexual) que le acompañó durante su existencia. Marais era famoso por sus películas con Jean Cocteau, también por sus aventuras de espadachines rodados en el país vecino que sobresalían por sus faltas de pretensiones y también por su alegre sentido del humor.
A su lado nos encontramos a Louis de Funès con el estrellato recién conquistado gracias a su Gendarme de Saint Tropez, A una edad tardía el singular cómico de origen sevillano conquistaba los favores del público cuando la estrella Marais comenzaba a apagarse. La serie de Fantomas compuesta de tres títulos ayudó a Marais a recuperar su estrella y a De funes de consolidarla.
Junto a ellos nos encontramos a la injustamente olvidada Mylène Demongeot, veinte años más joven, que interpreta a Helene, la reportera. En la novela este personaje es hija del propio Fantomas, pero en la serie no se hace mención de dicho parentesco.

La serie de Fantomas en su día atrajo el público, porque era un cine muy divertido y de escasas complicaciones. Destacaba su sentido del humor y el buen hacer de su trío protagonista. Molestó empero su falta de fidelidad a la novela original, el comisario Juve está interpretado por un cómico que en aquel tiempo estaba muy de moda, Louis De Funès. Francia tiene fama de ser un país chovinsita sin embargo es muy dura con sus cineastas cuando obtienen grandes éxitos comerciales como las películas del genial De Funès, la serie de Asterix o la de los visitantes que viajaban a través del tiempo. Parece como si los grandes éxitos de taquilla les provocara no poca alergia.
El paso del tiempo se acusa en la puesta en escena que se puede ver algo sencilla, pero en su tiempo produjo muchas carcajadas en las salas francesas y españolas en las que Fantomas se convirtió en un importante éxito taquillero.
El comisario Juve no es tan serio como en la novela original, pero el cómico De Funès está muy comedido y no abusa de sus gracias naturales. En la actualidad la película prácticamente ha caído en el olvido, pero conserva parte de su gracia, de su encanto, y se ve con simpatía. No son obras maestras ni lo pretenden, es cine de evasión, de entretenimiento realizado con dignidad y respeto al público. No gustaba a los críticos pero sí al público.
Un cine que en el país vecino ha sido reivindicado, pero ya se sabe que en España la cinefilia está mal vista como cualquier manifestación cultural y la prensa cinematográfica actual parece haber sido redactada en los establos donde moran los asnos, en fin una lacra digna de las siete plagas de Egipto.  

Salvador Sáinz