PIRATAS DEL MAR CARIBE (1942)


PIRATAS DEL MAR CARIBE. Título original: Reap the Wild Wind. Año: 1942. País: Estados Unidos. Director: Cecil B. DeMille. Reparto: Paulette Goddard (Loxi Claiborne), Ray Milland (Stephen Tolliver), John Wayne (Capt. Jack Stuart), Raymond Massey (King Cutler), Robert Preston (Dan Cutler), Lynne Overman (Capt. Phillip Philpott), Susan Hayward (Cousin Drusilla Alston), Charles Bickford (Bully Brown). Guión: Alan LeMay, Charles Bennett, Jesse Lasky Jr., Jeanie MacPherson. Música: Victor Young. Fotografía: Victor Milner & William V. Skall. Paramount Pictures. Duración: 118 minutos. Aventuras. Piratas. Siglo XIX. Aventuras marinas

Siempre he preferido el DeMille colorista de los años cuarenta que el de blanco y negro de los treinta quizá porque se trata de un director que se desenvuelve mejor en el gran espectáculo.
Un cineasta poco estudiado aunque en su día fue uno de los preferidos por el gran público.
Piratas del Mar Caribe presenta sus constantes más habituales. Una mujer de fuerte carácter que se come literalmente la película, Paulette Goddard. Adelantada a su tiempo, es independiente y además horrorosamente machista. Recuérdese los comentarios que dedica a sus compañeros “un hombre de verdad” referente a John Wayne y un “afeminado” que desprecia (Ray Milland). Las actuales feministas pondrán el grito en el cielo y con no poca razón, pero ya se sabe que la gente de otra época es diferente a la actual y poco tenemos que ver con ellos.
Nos encontramos con marinos sin escrúpulos que hunden adrede sus barcos para sacar beneficios económicos, los cayos de Florida tan difíciles de bordear. Un buen reparto con actores típicamente DeMille, John Wayne en un personaje distinto. Es la única vez que le veo de traidor. Imagino que Duke para trabajar con DeMille sería capaz de tragarse sapos y culebras. Claro está que el personaje se redime, no podía ser menos.
Menos épica que Los inconquistables o Policía montada del Canadá, es no obstante una de sus obras más compactas. DeMille fue un gran creador de espectáculos y el color le sentaba muy bien. Es evidente que supo utilizarlo con gran maestría.
Ray Milland en el papel de petimetre estaba genial, aunque le faltaba Billy Wilder para alcanzar el cenit de su carrera. Pero apra mí es Paulette Goddard quien mejor borda su papel. En los años cuarenta fue casi la musa oficial de DeMille tras presentarse vestida de mestiza en su despacho durante el casting de Policía montada del Canadá. Después de su colaboración con su expareja Charlie Chaplin con quien rodó dos obras maestras como El gran dictador y Tiempos modernos, redondeó su carrera a las órdenes de un director ideológicamente opuesto como es Cecil B. DeMille.
Nadie como ella representó el papel de la mujer luchadora que intentaba subvertir su rol en la sociedad patriarcal. Esa mujer que se viste con ropas masculinas para acudir a los cayos durante un naufragio para rescatar mercancías valiosas, que se rebela contra la autoridad machista y a quien su pretendiente “afeminado” le da una buena azotaina primero y la arroja por la borda de un barco para impedir que se case con su rival.
Una mujer que escandaliza a la buena sociedad de Charleston cantando una canción picante y que nos enamoró con su audacia rompedora.
Aparte el gran DeMille destaca por su muy bien cuidada planificación, esos planos que parecen pinturas que van a cobrar vida que subrayan el tono épico de su narración. Una epopeya que enaltece la grandeza de un pueblo, el suyo naturalmente, y en cierto modo tiene su lógica pese a ser considerado un director profundamente conservador.
Algunas escenas se ve actualmente algo obsoletas. Esos decorados de jardines recreados en estudios y esos planos con trasparencias anticuadas. Pero aún así conservan todo su encanto visual y su fuerza narrativa.

Salvador Sáinz