E.T. EL EXTRATERRESTRE (1982)


E.T. EL EXTRATERRESTRE. Título original: E.T.: The Extra-Terrestrial. Año 1982. País: Estados Unidos. Director: Steven Spielberg. Reparto: Dee Wallace (Mary), Henry Thomas (Elliott), Peter Coyote (Keys), Robert MacNaughton (Michael), Drew Barrymore (Gertie), K.C. Martel (Greg), Sean Frye (Steve), C. Thomas Howell (Tyler), Erika Eleniak (colegiala). Guión: Melissa Mathison. Música: John Williams. Fotografía: Allen Daviau. Universal Pictures. Duración: 115 minutos.Ciencia ficción. Fantástico. Drama | Extraterrestres. Cine familiar. Amistad. Película de culto

Cuando hablamos de E.T. El extraterrestre hablamos de uno de los clásicos más clásicos de la historia del cine. Se trata de esa clase de películas que hemos visto infinidad de veces cuyos diálogos nos aprendemos de memoria y sus frases repetidas hasta la saciedad.
El rey Midas de Hollywood, Steven Spielberg, dio plenamente en el clavo. Un cineasta que hasta la fecha había cometido pocos errores, salvo 1941, comedia desmadrada actual película de culto que se desmarca por su contenido corrosivo del resto de su filmografía.
E.T. El extraterrestre nos habla del tema recurrente de la amistad entre dos seres distintos. Hasta la fecha el personaje que venía del espacio además de feo era malvado. Nuestro E. T. es asimismo bastante feo pero su fealdad es muy simpática, incluso con forma graciosa.
Inexplicablemente no creó secuelas y no se han rodado más que imitaciones a cada cual más espantosa.Tal vez en aquella época era muy difícil hacer creer en la veracidad de un personaje de estas características. Tal como ha declarado Christopher Lee “al rodar un filme fantástico siempre estamos a un paso del ridículo”. Efectivamente la mayoría de las películas de terror o de ciencia ficción dan mucha risa porque están mal hechas, nadie se cree lo que acontece en la pantalla y el resultado es completamente grotesco y ridículo.
Así Spielberg se aleja de todos los tópicos de los marcianos malos que en los años cincuenta provocaban hilaridad por sus desafortunadas apariencias.
En esta ocasión además de un extraterrestre simpático, el argumento se centra en la amistad del despistado E.T. y de un niño llamado Elliot y sus dos hermanos.
En cierto modo entronca con la tradición de estos niños solitarios que se inventan amigos imaginarios que comparten sus sueños y sus juegos.
Elliot descubre a E.T. en el granero, le protege y le ayuda. El gobierno de los Estados Unidos trata de descubrirlos para demostrar ante la opinión pública que existe vida en otros planetas. Sin evidencias nada se puede demostrar, pero nuestro E.T. sólo busca regresar a su hogar e inicia una amistad dulce con el personaje central.
El gran valor de la película consiste en darnos una nueva visión de un tema que hasta entonces había sido tratado de forma agresiva y políticamente incorrecta. La xenofobia, el miedo a lo extraño. Los visitantes de otros planetas además de malvados son horrendos como si ambos conceptos fueran uno sólo, la fealdad y la maldad. La belleza y la fealdad son términos que a veces pueden considerarse subjetivos. La maldad también.
Maldad es intentar de hacer daño a los demás. En este caso la de unos seres que nos vienen a conquistar, a doblegarnos. Pero nuestra cultura tiene una doble moral, una cierta hipocresía. Por ejemplo consideramos malvados a las huestes de Napoleón Bonaparte cuando invadieron España y héroes a las tropas de Pizarro que conquistaron Perú destruyendo vidas y robando riquezas.
Nuestro E.T. es pacífico, pertenece a una misión científica que pretende estudiar la flora de nuestro planeta pero que al ser descubierto se queda atrapado en un planeta extraño. Pero la amistad derriba barreras, barreras de idioma, de cultura y poco importa las diferencias físicas.
Por lo tanto la película de Spielberg se dedica a vehicular valores positivos como el entendimiento de gentes de culturas extrañas, lejanas y diferentes a las nuestras en un plano de igualdad y respeto.
En su día la película fue un bombazo comercial impresionante que provocó que muchos espectadores repitieran las frases de la película hasta la saciedad. En la actualidad se ha convertido en un clásico, en una de las películas más vistas, más veces pasadas en televisión o editadas en formatos domésticos como el DVD o el Bluray.

Salvador Sáinz