STAR WARS II:
EL ATAQUE DE LOS CLONES (2002)

La segunda trilogía de Star Wars estrenó este nuevo jalón en el que se trata de corregir los errores infantiloides del precedente episodio. Hayden Christensen es un Anakin Skywalker juvenil, el futuro Lord Dark Vader, villano por antonomasia de la serie, en sustitución de Jake Lloyd que lo interpretó en su infancia.
Pero para nosotros, El ataque de los clones nos supone un regalo excepcional al encontrarnos al legendario Christopher Lee, maestro de actores, como el pérfido Conde Dooku, una de sus más brillantes caracterizaciones junto al malvado Saruman de la serie El Señor de los anillos/El Hobbit revederciendo viejos laureles. Lee, el gran Lee, parece incluso rejuvenecido. Su sola presencia aumenta la categoría artística de esta película de ritmo endiablado y excesivamente centrada en los efectos especiales que anulan un guión muy embrollado en el que es fácil perderse.
En cambio Hayden Christensen no convenció demasiado en su papel de héroe que a medida que avanza el rodaje se va convirtiendo en un villano implacable. Afortunadamente tenemos otros elementos que centran nuestro interés. El juego de actores como Ewan McGregor y la deliciosa Natalie Portman. El Yoda, los robots R2D2 y C3PO. Elementos gracias al cual esta película funciona alejándose del infantilismo de la primera entrega.
El ataque de los clones sobresale por su ritmo trepidante. La película te engancha desde el principio, aunque muchas veces debido a la velocidad de su ritmo resulta complicado seguirla. Te ofrece más información de la que el cerebro humano puede digerir. Esta entrega, aunque sea el segundo episodio cronológicamente, fue la quinta en rodarse, no decepcionó a los fans de la saga excepto a quienes por edad crecieron con la anterior trilogía, la clásica, que muestra un estilo distinto.
Los personajes en la trilogía de las precuelas son mucho más esquemáticos, tienen menos empatía. Los efectos especiales adoptan el verdadero protagonismo y toda la parte humana queda relegada a un segundo término.
El problema del cine americano moderno es su excesiva comercialidad, todo es de consumo rápido y El ataque de los clones en realidad explota el éxito de otras películas, ya que si la trilogía clásica no se hubiera rodado no existiría tampoco la presente entrega.
El personaje de Anakin va evolucionando, del niño inicial se va comportando como un niñato malcriado y antipático. Apunta formas peligrosas, el ataque a los bandidos que secuestraron a sus madres asesinando al poblado entero tanto hombres como mujeres le demuestran un ser despiadado y cruel. El lado negativo de la fuerza le está seduciendo y convirtiéndole en un personaje siniestro.
Los robots tienen más protagonismo esta vez, según Lucas iban a ser los auténticos protagonistas de la serie y de hecho es la realidad aunque sus apariciones sean breves.
Y para nosotros lo mejor es ese malvado conde Dooku que interpreta el gran Christopher Lee, con cierto resabio del vampiro de Stoker por su nombre. El personaje poco o nada tiene que ver, salvo su maldad. Su presencia sube enteros y la película remonta no más aparecer en escena.
Natalie Portman nos vuelve a seducir con su expresión tierna que esconde una mujer emancipada y luchadora.
El ataque de los clones, pese a ser una película de serie, una película subsidiaria de otra, tiene su encanto que le convierte en atractivo.

Salvador Sáinz