FANNY Y ALEXANDER (1982)

CRÍTICA DE “FANNY Y ALEXANDER” DE INGMAR BERGMAN

Fanny y Alexander de Ingmar Bergman, fue la película ganadora de cuatro Oscar en 1983 como Mejor película extranjera, Mejor fotografía, Mejor diseño de vestuario y Mejor dirección de arte. En un principio se pensó en una serie de 4 partes para televisión y editada en esa versión, con una duración de 312 minutos. Finalmente se editó una versión de 188 minutos para proyección cinematográfica, pero ambas versiones se han programado en las diversas televisiones mundiales.

Fanny y Alexander. Título original: Fanny och Alexander
Año de producción: 1982. País: Alemania, Francia, SueciaDirección: Ingmar Bergman. Intérpretes: Pernilla Allwin, Bertil Guve, Harriet Andersson, Pernilla Östergren, Mats Bergman, Gunnar Björnstrand, Allan Edwall Guión: Ingmar Bergman Música: Daniel Bell Fotografía: Sven Nykvist

Distribuye en DVD: Cameo
Duración: 180 min.
Público apropiado: Adultos
Extras DVD: Película y serie, español y sueco 2.0. Documental. Galería de fotos. Fichas y filmografías. Premios y nominaciones.

Uno de los mejores títulos del gran cineasta sueco, aunque haya una parte que no es del agrado del abajo firmante, sobre los modos y costumbres de la sociedad sueca poniendo en evidencia su bipolaridad.
Por un lado está la familia Ekdahl, liberal e intelectual, gente de teatro muy imaginativa e democrática que celebra la Navidad con el servicio al que invita a comer en la mesa. Por otro, tenemos al intransigente obispo calvinista Edvard Vergerus.
El óbito del patriarca provoca un trasiego del núcleo central de la madre y sus dos hijos, Fanny y Alexander, hacia la casa del segundo convirtiéndose en un auténtico descenso a los infiernos. Todo me parecería narrativamente válido de no ser por recurrir a una especie de solución pseudofantástica entrando en el terreno de la irracionalidad.
Es el momento en que aparece el peor Bergman, el del trascendentalismo teocrático que si en otros tiempos dio una obra maestra, El séptimo sello, en la presente película llega a chirriar.
Un lunar que empaña el conjunto que brilla siempre a gran altura. La colorista y alegre familia es descrita con precisión y bonhomía, un mundo lleno de colores y optimismo, que contrasta con el severo mundo del religioso. Un mundo oscuro, austero, cruel e inhumano repleto de falsedad y mentiras.
Bergman hace un bello canto a la libertad de pensamiento, a la luz, al raciocinio. Es por eso que chirria su concesión al existencialismo trasnochado en la que se resuelve la asfixiante situación de nuestros protagonistas.
Queda para nosotros, quienes amamos el buen cine, el resto de esta obra maestra del costumbrismo, de la reflexión sobre las relaciones familiares. Nos gustaría conocer la versión íntegra en formato serial televisivo para conocer todos los detalles de su relato filmado con inusual buen gusto, elegancia e inteligencia.


Salvador Sáinz