CINEMANIA (1932)


CINEMANIA. Título original: Movie Crazy. Año: 1932. País: Estados Unidos. Director: Clyde Bruckman, Harold Lloyd. Reparto: Harold Lloyd (Harold Hall), Constance Cummings (Mary Sears), Kenneth Thomson (Vance), Louise Closser Hale (Mrs. Kitterman), Spencer Charters (J.L. O'Brien), Robert McWade (Wesley Kitterman - Productor), Eddie Fetherston (Bill - Ayudante Director), Sydney Jarvis (Director), Harold Goodwin (Miller), Mary Doran (Margie), DeWitt Jennings (Mr. Hall), Lucy Beaumont (Mrs. Hall), Arthur Housman (Cliente restaurante). Guión: Vincent Lawrence, Harold Lloyd (Historia: Agnes Christine Johnston, John Grey, Felix Adler). Música: Alfred Newman. Fotografía: Walter Lundin (B&W). Paramount Pictures / The Harold Lloyd Corporation. Duración: 98 minutos. Comedia. Cine dentro del cine.

Las películas sonoras protagonizadas por las grandes estrellas del mudo siempre han tenido mala prensa en las historias del cine. Los antiguos historiadores siempre se han opuesto a cualquier adelanto en la técnica cinematográfica fuera cual fuere. El sonoro, el color, el escope, el cinerama, el digital, el 3 D siempre ha sido recibido con unas y dientes como si se tratara de una aberración y una ofensa al noble arte del movimiento de imágenes pero la realidad no es tan simple.
Todos esos inventos sólo han servido para perfeccionar y para mejor la industria audiovisual que en caso contrario se hubiera quedado estancada en los espectáculos de feria y no disfrutaríamos en la actualidad de las películas que han forjado su historia en nuestros aparatos domésticos.

Harold Clayton Lloyd (Burchard, Nebraska; 20 de abril de 1893 - Beverly Hills, California; 8 de marzo de 1971), más conocido como Harold Lloyd, fue uno de los tres grandes cómicos del cine mudo. Junto a Charlie Chaplin y Buster Keaton gozó de un gran favor del público, aunque no tanto de la crítica o mejor dicho de cierta crítica que le consideró aburguesado. Un prejuicio que en la actualidad carece de sentido quedando sus comedias como lo que son, diversión e ingenio.
Welcome Danger (¡Qué fenómeno!) de 1929, se rodó primero como película muda y se rehízo posteriormente como sonora, provocando un gran dispendio del que se resintió económicamente. El segundo talkie o película parlante de Lloyd, Feet First (¡Ay, que me caigo!) ya plenamente sonora, película con varias escenas de peripecias al mismo nivel de Safety Last! (El hombre mosca), es decir con las famosas secuencias de su subida a un rascacielos que es algo así como su imagen de marca.
Cinemania o Movie Crazy pertenece a la categoría del cine dentro del cine. En 1930 Buster Keaton había rodado Free and Easy con una versión en castellano llamada Estrellados, eso da pie a que veamos cómo se rueda una película y a cómo vive una actriz que en realidad es una trabajadora más en el mundo que nos ha tocado vivir.
Constance Cummings, (15 de mayo de 1910 – 23 de noviembre de 2005), de verdadero nombre Constance Halverstadt, es la compañera de Lloyd en esta cinta en la que encontramos algunas constantes de su filmografía. Era una actriz muy seria que desentonaba en la frivolidad de Hollywood por lo que acabó en Londres con una carrera mucho más modesta pero también más satisfactoria.
La mejor secuencia es sin ninguna duda la del baile. Lloyd por error se pone la chaqueta de un mago y sin saber porqué le van saliendo animalitos y objetos variopintos provocando desconcierto en el salón.
Se incide con el típico discurso de las comedias cómicas, un ser patoso e insignificante que a fuerza de tesón se convierte en un triunfador. Es como si se diera a entender de que la persona más humilde y modesta, el antihéroe cotidiano, a fuerza de perseverancia puede acabar en convertirse en un héroe convirtiéndose en el contrapunto humano de los grandes héroes de la pantalla como pudieran ser Douglas Fairbanks o Errol Flynn.
Es decir, que se nos cuenta cómo cualquier persona por insignificante y patosa que sea puede llegar a convertirse en un triunfador si persevera y si lucha por su éxito.
El personaje de Lloyd por error se presenta a unas pruebas para galán, fracasando en el intento.  Pero triunfará en otras cosas porque en el cine siempre se necesitarán personajes distintos para llenar la pantalla.
Eso es lo que reflejan sus películas como las de Buster Keaton, pequeños héroes o antihéroes en lucha por su supervivencia y sobre todo por conseguir los favores de la persona que ama.
Harold Lloyd tuvo la inmensa fortuna de conservar su independencia creadora, de no depender de un gran estudio como hizo Keaton con la Metro y en consecuencia no sufrió sus interferencias. Por este ese talkie nos muestra un Lloyd mucho más maduro, menos acrobático como en la década de los veinte, más lento de movimientos, pero conservando fresco su ingenio.
Su carrera tenía de hecho los días contados por los cambios de gusto del público, por lo que podríamos considerar Cinemania la última de sus grandes películas ya que las que le sucedieron eran muy distintas. La garra del gato (1934) y La vía láctea (1936) no eran tan redondas como ésta. Quedando el análisis de su carrera para un escrito aparte en este Diario de Cine.

Salvador Sáinz