LOS DIOSES DEBEN ESTAR LOCOS II (1988)


LOS DIOSES DEBEN ESTAR LOCOS II. Título original: The Gods Must Be Crazy II. Año: 1988. País: Sudáfrica. Director: Jamie Uys. Reparto: N!xau (Xixo), Lena Farugia (Dr. Ann Taylor), Hans Strydom (Dr. Stephen Marshall), Eiros (Xiri), Nadies (Xisa), Erick Bowen (Mateo), Treasure Tshabalala (Timi), Pierre van Pletzen (George), Lourens Swanepoel (Brenner), Richard Loring (Jack), Lesley Fox (secretaria de Ann), Simon Sabela (General), Ken Marshall (Convener), Peter Tunstall (Chief Game Warden), Andrew Dibb (Computer Operator). Guión: Jamie Uys. Música: Charles Fox. Fotografía: Buster Reynolds. Coproducción Suráfrica-Botswana-EEUU; Distribuída por 20th Century Fox. Duración: 98 minutos. Comedia. Aventuras. Secuela. África

Johannes Jacobus Uys (30 de mayo de 1921 – 29 de enero de 1996), más conocido como Jamie Uys, fue un director de cine sudafricano. Ha dirigido unas dieciocho películas como Esa gente tan divertida  (Funny People, 1977) que en 1983 tuvo una secuela. Se trata de un documental realizado con cámara oculta que pretende mostrar las reacciones de las personas ante un hecho insólito. Por ejemplo en un aeropuerto una policía femenina cachea a los hombres y los toca los testículos provocando su estupor.
El 1980 consiguió un éxito sin precedentes con una película de ficción, Los dioses deben estar locos protagonizada por N!xau (su verdadero nombre es G!kau; anteriormente Gcao Coma), (16 de diciembre de 1944 en Kalahari, Namibia – 1 de julio de 2003 en Tsumkwe, Namibia, un campesino y actor Bosquimano de Namibia, que alcanzó gran popularidad aunque su carrera se limita a un único papel repetido en sus cuatro secuelas.
Los dioses deben estar locos sorprendió por su originalidad y su frescura. Recaudó más de cien millones de dólares en todo el mundo pese a ser un filme de escaso presupuesto, en aquel tiempo una fortuna importante.
En 1988 se lanzó Los dioses deben estar locos II. Fue producida por Weintraub Entertainment Group y distribuida por Columbia Pictures en Estados Unidos, mientras que en el resto del mundo por la Twenty Century Fox. También fue dirigida por Jamie Uys. La película tenía una duración de 98 minutos y fue filmada en Sudáfrica y Botsuana.
Posteriormente se rodaron tres secuelas más con el mismo bosquimano pero con producción de Hong Kong: Crazy Safari (1991), Crazy Hong Kong (1993) y The Gods Must Be Funny in China (1994). En la cuarta el bosquimano por error se mete en un avión que le lleva a Hong Kong y la quinta película se rodó completamente en China, cambiando los escenarios pero conservando el estilo de humor. Las secuelas chinas empero hay que precisar que son películas muy extrañas de bajo presupuesto, rodadas en cantonés y que no han tenido ningún éxito comercial.

Los dioses deben estar locos II con N'Xau, Lena Farugia y Hans Stridom, fue la inevitable segunda parte tan divertida como la primera. Dos niños de la familia Xixo, Xixa y Kiri, se encierran por error en un camión cisterna. su padre les buscará por el desierto de Kalahari donde desfilarán una abogada neoyorquina, dos mercenarios extranjeros y cazadores de elefantes. Uys saca la inspiración y los gags de los elementos que se puede encontrar en tan desértico paisaje, como monos, serpientes y toda clases de fieras que viven salvajes y libres.
En este hábitat, el bosquimano Xixo (N!Xau), sacará las castañas del fuego a los incautos blancos y encima encontrará a sus hijos. Si el planteamiento es muy original, más lo es su realización con secuencias de slapstick tradicional, ambientado en tan insólitos parajes, y demostrándose una vez más que se puede conseguir una buena película con poco dinero cuando se tiene algo muy importante en la cabeza: imaginación.
Uno de los principales valores de estas dos cintas de Jamie Uys es que nos muestran una selva cotidiana con una imagen distinta a la que nos vendió Hollywood. Es decir, las grandes productoras en series como las de Tarzán o las minas del rey Salomón, por ejemplo, siempre muestran una selva africana o una jungla como si fuera un lugar extraordinario repleto de peligros.
Todo lo contrario de las presentes cintas en la que la jungla es sólo un lugar cotidiano más. Como dicen los diálogos “las fieras no te molestan si no se les molesta a ellos”, cada animal sólo se preocupa de vivir su vida y no de agredir a los demás gratuitamente como se nos ha mostrado en el cine comercial.
Las intervenciones de los animales llamados salvajes suelen ser a veces jocosas, como esos monos que tumban la lata oxidada con agua que intenta beberse la doctora o esos rinocerontes apagafuegos de la anterior entrega.
Uys nos ofrece una nueva visión de un mundo mitificado en aras de la avidez de la taquilla que muestran una jungla agresiva y cruel. Aquí todo es placidez y el único elemento perturbador es el hombre.
N!xau, por otra parte, en una entrevista que aparece en el DVD estadounidense de estas cintas, subraya la vida del desierto no es tan idílica como presenta Uys sino que es bastante dura por las condiciones de vida y no por los animales que la pueblan.

Salvador Sáinz