ESPLENDOR EN LA HIERBA (1961)

Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello,
que en mi juventud me deslumbraba;
aunque ya nada pueda devolver
la hora del esplendor en la hierba
de la gloria en las flores,
no hay que afligirse.
Porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo.

William Wordsworth

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Elia Kazan (Kayseri, 7 de septiembre de 1909 – Nueva York, 28 de septiembre de 2003) fue un director de cine y escritor estadounidense de origen griego. Su nombre original era Elias Kazanjoglou.El cine de Kazan alcanzó una excelente reputación en su tiempo pero el desafortunado episodio del McCarthismo, en donde se convirtió en un delator de sus compañeros, empañó su imagen creando a su alrededor una imagen desagradable y antipática.  Pero antetodo fue director de obras muy sólidas e importantes como  Pánico en las calles (1950), Un tranvía llamado Deseo (1951), ¡Viva Zapata! (1952), La ley del silencio (1954), Al este del Edén (1955), Baby Doll (1956), América, América (1963), El compromiso (1969). No estamos ante un cualquiera.
El tiempo deja a cada cual en su sitio, ese es un tópico muy manido y no siempre cierto. En la actualidad sólo interesa su obra cinematográfica y no su vida política, escasamente atractiva.
Su biografía personal ya ha caído en el olvido, poco importa ya si fue un héroe o un traidor. Las nuevas generaciones ni siquiera saben que era el comunismo ni quien fue el tal senador McCarthy ya que el olvido ha mermado su memoria condenándole a un anonimato que si es su justo castigo.

Esplendor de la hierba trata de las oportunidades perdidas, la vida no es un tren que pase dos veces por una misma estación. Una pareja de jóvenes enamorados en una Kansas provinciana y profunda. Familias reunidas en una iglesia de los días festivos,  el personaje de Barbara Loden (8 de julio de 1932 – 5 de septiembre de 1980), que trata de sobrevivir al tedio en una sociedad que la asfixia, las diferencias sociales que impiden que la pareja central  vea su unión bendecida ante el altar y que terminarán por romperse.
La acción está ubicada en 1928, año anterior a la Gran Depresión, lo que nos lleva a predecir los diferentes episodios que suceden a lo largo de la película. Warren Beatty era un novato y Natalie Wood estaba en su apogeo. Uno de los rostros más dulces y sensibles de la pantalla, capaz de cautivar a generaciones cinéfilas.
Kazan sabe crear ese mundo obsesivo, represivo, en donde los jóvenes y los mayores no se pueden expresar libremente, ven sus expectativas amputas por las apariencias y la posición social que es inestable. Recordemos, como apunta la película, el crack de 1929 que segó muchas vidas y llevó al suicidio a muchas personas que perdieron su patrimonio en un instante.
Ese erotismo soterrado, esos deseos insatisfechos. Esa vida que se quiso vivir y que no se vivió. Excelente dirección de actores, tema en el que Kazan era todo un maestro consumado. Los personajes están muy bien trazados, son muy ricos, llenos de matices y de calor.
Para muchos es una obra maestra y estoy plenamente de acuerdo. Una de las mejores películas jamás rodadas.

Salvador Sáinz