CANDILEJAS (1952)

CANDILEJAS. Título original: Limelight. Año: 1952. País. Estados Uidos. Dirección, guión y música: Charlie Chaplin. Reparto: Charlie Chaplin (Calvero), Claire Bloom (Terry), Buster Keaton (compañero de Calvero), Nigel Bruce (Postant), Sydney Earl Chaplin (Neville), Norman Lloyd (Bodalink), André Eglevsky (bailarín), Marjorie Bennett (Mrs. Alsop), Wheeler Dryden (el médico de Terry), Melissa Hayden (bailarina doble de Terry), Geraldine Chaplin (niña), Josephine Chaplin (niña), Charles Chaplin, Jr. (Clown), Snub Pollard (músico callejero), Michael Chaplin (niño), Oona O'Neill (Extra). Fotografía: Karl Struss (B&W). United Artists. Año: 145 minutos. Drama. Romance | Drama romántico. Teatro. Ballet. Años 1910-1919

Candilejas es un filme que suscita división de opiniones para los amantes del séptimo arte. Para unos es un melodrama llorón e insoportable, pero para otros, entre los que me cuento, es un sensible filme romántico y un recuerdo emocionado al viejo music hall. Veamos que no se hace mención del séptimo Arte en ningún momento. Calvero es un payaso de la vieja escuela, un clown borracho que destruye su vida y su carrera. Recuerdo en cierto modo a Buster Keaton que vivió una experiencia similar, pero sobretodo al padre del propio Chaplin. Charles Chaplin Sr. (18 de marzo 1863 – 9 mayo 1901) que falleció prematuramente a causa de su adicción al alcohol. No era un padre ejemplar y el genial cómico solía hablar con inusual amargura de su ebrio progenitor.

Pero ante todo, Candilejas es un canto emocionado hacia el viejo music hall al que el cine desplazó y al que la televisión firmó su sentencia de muerte. Los años de Fred Karno fueron agridulces para Charlie, por una parte una época hermosa, heroica, de la que se recuerda de forma un tanto idealizada pero también una vida dura, trashumante, viviendo en pensiones de mala muerte y viajando constantemente de una ciudad a otra. En este bello melodrama vemos rostros conocidos como el del propio Chaplin, el genial Buster Keaton con quién rodó unas secuencias antológicas, lo mejor en su etapa sonora, y Snub Pollard, antiguo compañero de Harold Lloyd, reconvertido en un envejecido músico callejero.
Esos viejos cómicos que se reunen en baretos para hablar de sus viejos tiempos con añoranza de un pasado glorioso que se recuerda con ilusión y nostalgia. Frente a esta generación tenemos los nuevos artistas, esa bailarina que tiene miedo al fracaso, Claire Bloom, ese músico encarnado por Sydney Chaplin y que no debemos confundir con otro actor del mismo nombre que fue hermanastro del gran Charlot.

El problema de Chaplin en esta cinta es que tiene que luchar contra el recuerdo de sus precedentes obras, todas ellas geniales como Luces en la ciudad, Tiempos modernos, El gran dictador, El chico, cuya calidad es muy superior y que permanecen imbatibles hasta la fecha. Por buena, que lo es, que fuera Candilejas, se encontró con un listón demasiado alto por lo que pierde en comparación. No obstante, comparado con la media del cine de la época sobresale sin esfuerzo. Además a ciertos críticos les molesta el sentimentalismo, la sensibilidad, y busca narraciones más abruptas.
Orson Welles declaró que Chaplin estaba celoso de Keaton y cortó varias de sus secuencias, Keaton lo negó. Es una acusación carente de fundamento. Es posible que Chaplin fuese egocéntrico e inestable, pero jamás fue mezquino. ¿Porqué privar escenas de gran calidad para satisfacer su propio ego? No es muy profesional. Candilejas está centrada en un personaje, Calvero, que no es ninguna sombra de Charlot como se ha dicho sino un recuerdo del propio padre del cineasta tal como hemos indicado más arriba.

Así nos encontramos con una serie de secuencias entrañables con sabor añejo, propio de las películas chaplinianas de su etapa sonora que parecían más viejas de lo que eran en realidad. Chaplin siempre era reticente ante los cambios, todos los rechazaba y se adaptaba tarde y mal. Afortunadamente jamás perdió el control de sus películas, el problema que tuvieron Keaton y Stan Laurel, por lo que sus últimas y espaciadas películas son más valoradas ahora que en el tiempo en que se rodaron. En su día se las consideró antiguallas pasadas de moda y en la actualidad son clásicos.

Así que Candilejas va ganando con el tiempo. Cada vez es mejor película, cada vez más entrañable y hermosa. El tiempo le ha hecho ganar solera, mayor calado y son piezas valiosas para cualquier colección de videos de forma doméstico como el DVD o el Blu-ray, formatos que Chaplin si viviera rechazaría de plano pero que lo han hecho accesible a nuevas generaciones.

Salvador Sáinz