NOCHE DE CIRCO (1953)

Harriet Andersson, en una foto reciente con el maestro Bergman, fue una de sus principales musas y por consiguiente de toda la cinefilia que se precie de serlo. El director sueco fue un excelente director de actores y de actrices, supo rodearse de gente muy interesante con gran poder de fascinación.


Noche de circo. Título original: Gycklarnas afton. Año: 1953. Duración: 93 min. Nación: Suecia. Director: Ingmar Bergman Guión: Ingmar Bergman. Música: Karl-Birger Blomdahl. Fotografía: Hilding Bladh, Sven Nykvist (B&W). Reparto: Åke Grönberg, Harriet Andersson, Hasse Ekman, Gudrun Brost, Anders Ek, Annika Tretow, Erik Strandmark, Gunnar Björnstrand, Curt Löwgren. Productora: Sandrews. Género: Drama | Circo

Tal vez Noche de circo no sea uno de los títulos más brillantes de Ingmar Bergman pero no nos engañemos, el peor título de su filmografía es infinitamente superior a la media de la producción habitual de cualquier país del mundo. Noche de circo tal vez desmerezca ante sus mejores películas pero sigue siendo un ejercicio de buen cine y un lúcido análisis de las relaciones humanas.
Unos artistas circenses viajan por paisajes desolados, juegos de contraluces, siluetas que se recortan en el horizonte. Todo se ve viejo, desvencijado, fatigado.
Un director de circo que recuerda amargas experiencias del pasado, su atrezo tuvo que ser abandonado en otro pueblecito por causas lamentables.
El circo representa la prisión que todos llevamos dentro, ese mundo miserable y cruel en el que nos desenvolvemos. Una prisión de la que queremos escapar y no podemos.
Una pareja, que se mutuamente infiel en una noche pero que no pueden librarse de sus ataduras, recuerdos de un pasado feliz que se dejó pasar.
Bergman sabe construir sus personajes en un ambiente opresivo, en este caso un circo casposo deambulando por pueblos olvidados. Son seres que visten de forma grotesca, que llaman la atención por donde van.
Intentan montar un desfile para atraer al público, pero la “autoridad” se lo impide. Esa sociedad que nos oprime con sus reglas y convenciones, que nos condiciona mentalmente.
Buscan la ayuda de un grupo teatral que está en la ciudad, porque necesitan diverso material de atrezo y se les trata con desprecio. “Vosotros os jugáis la vida, nosotros nuestra vanidad” les dice el director de escena alardeando de su presunta superioridad intelectual
Los personajes principales se ven sometidos a una ceremonia de degradación, el director del circo se encuentra con su esposa e hijos que han progresado sin su presencia cotidiana en el hogar que en otro tiempo abandonó. Es rechazado.
Su nueva pareja, a la que quiere abandonar, también es humillada y ambos están condenados a conservar su relación por temor a una soledad aún más dura y cruel. La noche del circo se convierte en una constante humillación para ambos, una degradación que les recuerda lo miserable de su existencia de la que no se puede escapar.
Triste reflexión sobre la inutilidad de nuestra existencia, de los errores del pasado que nunca se pueden corregir porque forman parte de nuestra vida.
Aunque no sea el Bergman más brillante, Noche de circo es un título a tener en cuenta porque es un film triste y amargo sobre la desesperación y la soledad.

Salvador Sáinz