SANSÓN Y DALILA (1949)

Según la Biblia (Reina Valera de 1960), (Jueces 13:24 Cf. Heb 11.32). El nombre Sansón se deriva de la palabra hebrea Shemesh (sumerio Shamash), que significa sol y que aparece con frecuencia en los nombres propios de los pueblos semitas. A 3 km al sur de Zora, el pueblo natal de Sansón (Jue 13.2), se encontraba la ciudad de Bet-Shemesh, casa del sol. siglo XX A.C.
Dalila era la «mujer en el valle de Soreq» a la que amó Sansón y que fue su perdición en el bíblico Libro de los Jueces (capítulo 16). Su nombre quiere decir en hebreo "el que debilitó". Era una mujer filistea, enemiga de los israelitas, encargada de investigar la procedencia de la fuerza de Sansón hasta dar con ella. La fuerza del caudillo israelita radicaba en su largo cabello, al cortárselo éste se debilitó siendo capturado po los filisteos.
Sansón es muy posterior a Moisés y sus diez mandamientos. Si el sucesor de éste fue Josué, el primer juez, Sansón fue uno de los últimos.


SANSÓN Y DALILA. Título original: Samson and Delilah. Año: 1949. Director: Cecil B. DeMille. Guión: Jesse L. Lasky Jr. & Fredric M. Frank. Música: Victor Young.Fotografía: George Barnes. Reparto: Victor Mature, Hedy Lamarr, George Sanders, Angela Lansbury, Henry Wilcoxon, Olive Deering, Russ Tamblyn, Fay Holden. Duración: 128 min. País: Estados Unidos. Productora: Paramount Pictures. Género: Aventuras | Biblia. Religión
Premios: 1950: 2 Oscars: Mejor dirección artística, vestuario color. 5 nominaciones

Mucha gente ve en la leyenda de Sansón y Dalila una metáfora de la fuerza viril y la castración que priva al hombre de toda su fuerza. El gran Cecil B. DeMille saca partido de ésto. Los estudios no querían producir la película por considerar los relatos bíblicos anticomerciales, pero al ver las fotos de Victor Mature y Hedy Lamar, actriz checa que en sus principios apareció desnuda en una película llamada Éxtasis, enseguida acertaron.
Lamarr tenía un gran potencial erótico, sólo queda ver su primera aparición en la película sentada sobre un muro con las piernas abiertas en actitud claramente provocativa. Cecil B.DeMille con gran astucia supo sacar partido de su estrella cuyos ademanes encendieron las plateas con la excusa de un relato bíblico para aplacar la ira de los censores.
Lamarr salva descaradamente el espectáculo con la ayuda del cínico George Sanders. Muchos historiadores consideraron a DeMille como un director de películas religiosas, pero la verdad está muy lejana porque en su filmografía hay toda clase de aventuras predominando los westerns.
Su última película, Los diez mandamientos, era mucho más sólida que la presente por la utilización de decorados naturales mientras que en la presente son mayoritariamente creados en estudios que si en blanco y negro daban el pego no ocurría lo mismo con la utilización del color.
Esos planos con discursitos acerca de las leyes divinas actualmente se ven desfasadas, pero la película es mucho más rica que eso. Es una historia de amor hasta la locura en la que Victor Mature, un actor generalmente gris, obtiene su mejor trabajo y su mejor papel. En el resto del reparto nos encontramos a figuras que más tarde se hicieron famosas como el niño Russ Tamblyn a quien vimos en West Side Story y Siete novias para siete hermanos.
DeMille dirige como un buen zorro si historia hedonista en la que el gigante bíblico sucumbe a los placeres en brazos de la sensual Dalila y esta de rebote acaba por redimirse por el amor a Sansón hasta compartir un final por todos conocido al que se le da un tono romántico.
Sansón y Dalila es pues una historia de amor y de muerte, de un amor contracorriente y además refleja un mundo, el de los israelitas, excesivamente encerrado en sí mismo soportando todas las humillaciones de sus enemigos esperando que un mesías baje del cielo para liberarles.
En cierta forma son una metáfora de esos ciudadanos contemporáneos que padecen toda clase de injusticias esperando que los políticos les resuelvan sus problemas sin hacer nada para presionarles ni para poner las cosas en su sitio.
Los colores son chillones, algo que choca con la imagen del cine actual. El vestuario de los filisteos es además exagerado. Ese cine rodado íntegramente en estudio soporta mal el color por lo que años después se fue imponiendo el rodaje en exteriores que presenta una imagen mucho más realista y creíble.
Sansón y Dalila pese a todo es un excelente espectáculo con muchos puntos positivos pero DeMille ha rodado cosas mejores, no lo olvidemos.

Salvador Sáinz